domingo, 1 de junio de 2008

El peletero filósofo



27 de abril de 2006

Si tiene las plumas como un pato, las patas, el pico y el resto del cuerpo también, y además vuela como un pato, lo más probable es que sea un pato. Esto que parece una tontería en realidad no lo es, toda la historia de la filosofía ha consistido en afirmar o negar que este hermoso animal que hace ¡cuac! sea un pato o siquiera sea algo. Y aunque es triste reconocerlo siempre han predominado los que han negado que aquello que se estaban comiendo fuera un sabroso paté de foie. ¿Por qué?, porque la inmensa mayoría de los humanos detestan la realidad a pesar de hacer todo lo posible y más para alimentarse y reproducirse.

La realidad no nos necesita para nada, es cierto, en cambio nosotros le estamos absolutamente sometidos, la relación es tan desproporcionada, que incluso después de muertos todo aquello que dejamos atrás tiene la desfachatez de seguir existiendo sin nosotros. La realidad no sólo no nos necesita si no que incluso nos es hostil hasta el extremo de expulsarnos de su seno sin sentir el más mínimo remordimiento.

Hay pues dos clases de filosofía, la que nos habla de cosas que no existen y la que intenta averiguar qué puñetas es lo que hay. ¿Tiene todo esto algo que ver con los peleteros?, tiene que ver con todas aquellas actividades humanas que usan como materia prima a otros seres vivos o a sus despojos, desde verdugos a maestros de escuela, desde médicos a bailarinas de streeptease. Cuando la realidad es el otro y si aún no nos hemos convertido en suicidas o locos, si continuamos estando cuerdos entonces nos daremos de bruces con el otro eje fundamental en la historia de la filosofía: que el infierno está empedrado de buenas intenciones, o dicho de otra manera, ¿es el bien una consecuencia de la bondad? Tanto los señores feudales como los ilustrados que les arrebataron su poder creían que sí, hoy en día después del holocausto y del gulag sabemos que no ¿En que consiste lo uno y lo otro? ¿A un magnífico pato a la naranja, se le puede llamar bien? ¿El largo y laborioso proceso que va de la granja a los fogones del cocinero, se le puede llamar bondad? ¿Es la peletería una actividad malvada?

El bien sea lo que sea seguro que no es de este mundo, en cambio la bondad es una de las características fundamentales del ser humano y así nos va. Al menos los peleteros hemos escogido el camino de en medio que no es otro que la belleza que es la mejor manera de relacionarse con la realidad. Pero sobre gustos no hay nada escrito, aunque alguien puede argumentar todo lo contrario: sobre el gusto y la belleza es de lo que más se ha escrito.