miércoles, 19 de enero de 2011

El peletero/La aguja del pajar (84)


Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.

84. El hambre y la dignidad.

En las listas, sin duda sí, pero en el hambre y la dignidad de un oficio decente y honesto, tal y como nos recordaba el peletero Tapbioles que hemos citado antes, no hay nada surrealista.
“Lo que me mueve hablarte de esta cuestión es que en medio de las dificultades financieras, veo que nada es más seguro que un oficio manual en el sentido literal de trabajo ejecutado con las manos. Si llegaras a ser pintor, una de las cosas que te asombrarían sería que el oficio de pintor, con todo lo que comporta es realmente un trabajo relativamente duro desde el punto de vista físico”. V.V.G.

Y una carta de Tiziano a su Rey, Felipe II.

“Invictísimo y Poderosísimo Rey:

Puesto que, gracias a la singular benevolencia de la Majestad Vuestra, he cobrado finalmente con todo el pago de los dineros de Génova, ahora vengo con ésta a inclinarme humildemente ante ella, y darle esas gracias las mayores que por mi parte se puedan. Y puesto que gracias a ellos quedo en parte desembarazado de algunos de mis trabajos...

Verdad es que he recibido de ese pago doscientos ducados menos que lo que la Majestad Vuestra había ordenado por sus primeras cédulas, no estando especificado en la última que se me debiese pagar tal dinero en tantos escudos de oro, de donde ha sucedido que yo he recibido a razón de ducados. Pero si fuese del agrado de su Clemencia mandar declarar esto, yo tendría el suplemento que me sería de no poco regocijo...”

(Venecia 17, de agosto de 1561)

Dos de Van Gogh

“Lo último que he hecho es un estudio de una avenida de álamos, con sus hojas de otoño amarillas donde el sol formaba, entre las hojas caídas en el suelo, multitud de manchas deslumbrantes que alternaban con las sombras proyectadas por los troncos de los árboles.
Al final del camino hay una casita de labriegos y el cielo azul por arriba, entre las hojas.
Creo que dentro de un año, si lo paso pintando intensamente y sin interrupción, habré cambiado mucho más mi manera y mi color, y lo habré vuelto aún un poco más oscuro”. V.V.G.

“Afuera, está todo muy triste, los campos son una verdadera marga de bloques de tierra negra con un poco de nieve, y a menudo jornadas en las que no hay nada más que bruma y lodo; en la tarde el sol rojo, y en la mañana los cuervos, la hierba desecada y la verdura marchita que se pudren, bosquecillos negros y las ramas de los álamos y de los sauces erizadas, contra un cielo triste, como una masa de alambre de púas. Esto no lo veo más que de pasada, pero está completamente en armonía con los interiores muy sombríos en estas oscuras jornadas de invierno”. V.V.G.

Y por último una de nuestro querido pintor flamenco, Teodoro Van Babel, dirigida a su hermana Silvia

“Estimada Silvia, 

Aquest matí, quan he arribat al taller, he vist que la meva sargantana no s'havia mogut des de ahir, encara que hi havia menys aigua en el seu recipient. He tingut un mal pressentiment. La he tocat amb un paper i no es movia, la he tret de sota la taula i he vist que ja era morta. La he palpat varies vegades i estava immòbil sense reacció de cap classe i amb la llengua a fora.
Primer la he embolicat amb un bocí de paper dins d'una petita capsa de cartró que he llançat a les escombraries. Volia enterrar-la al arbre de davant del taller, però he pensat que seria massa feina i la terra dura. 

La Marta m'ha fet repensar-ho. 

He retornat a les escombraries i, amb aquelles pinces llargues que tinc, he recuperat de nou la capsa. Al taller la he treta a ella  i la he embolicada millor amb un paper negre on he escrit, amb carbonet, negre també, "amb tot el meu amor". 

Amb una espàtula i una cullera he fet un petit sot a la terra de l'arbre on he dipositat l’embolcall amb ella a dins, l'he tapat amb la terra, l'he trepitjada una mica i ja està. 

Ara és enterrada a l'arbre de davant del meu taller, la meva caseta de l’arbre. 

Que en pau descansi. Algun dia retornarà alguna de les seves filles. 

Al teu germà que t’estima, Teodoro. 

La Marta diu que hi plantarà lavanda.”

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(Querida Silvia,

Esta mañana, cuando he llegado al taller, he visto que mi lagartija no se había movido desde ayer a pesar que había menos agua en su recipiente. He tenido un mal presentimiento. La he tocado con un papel y no se movía, la he sacado de debajo de la mesa i he visto que ya estaba muerta. La he palpado varias veces i estaba inmóvil sin reacción de ninguna clase y con la lengua afuera.
Primero la he envuelto con un trozo de papel dentro de una pequeña cajita de cartón que he tirado a la basura. Quería enterrarla en el árbol que hay delante del taller, pero he pensado quesería demasiado trabajo y la tierra dura.

Marta me ha hecho rectificar.

He regresado al montón de basura y, con aquellas pinzas largas que tengo, he recuperado de nuevo la caja. En el taller la he sacado a ella y la he envuelto mejor con un papel negro en el que he escrito, con carboncillo, negro también, “con todo mi corazón”.

Con una espátula y una cuchara he hecho un pequeño hoyo en la tierra del árbol donde he depositado la envoltura con ella dentro, la he tapado con la tierra, la he pisado un poco y ya está.

Ahora está enterrada en el árbol de delante del taller, mi casita del árbol.
Que en paz descanse. Algún día regresará una de sus hijas.

Tu hermano que te quiere, Teodoro.

Marta dice que plantará lavanda.)

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84H
-“Tu viejo profesor, querida Verónica, llegaba cada día a clase con un jilguero dentro de su jaula, lo depositaba en la mesa y empezaba la clase. Era una metáfora del pecado original. Sí, ya sé que dicho así suena fuerte, ¿quién demonios cree esa tontería del pecado original?, ¿por qué habríamos de creerla?”. (El hilo. Cartas a una amiga.)

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84M
-“El pájaro no es obra de los hombres, querido Víctor, pero la jaula sí. El jilguero, aunque muy hermoso, no es arte, la jaula, en cambio, aunque muy fea, sí lo es. Es un constructo humano relacionado con el bien más preciado del ser humano, la libertad, que no la propia vida. Un objeto de esa clase tiene que ser necesariamente artístico. ¿Cuándo liberará al pájaro mi profesor?, ¿cuándo te liberaré?” (La madeja. Cartas a un amigo.)