viernes, 17 de diciembre de 2010

El peletero/La aguja del pajar (70)


Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.

70. La ataraxia.

La verdadera virtud del hombre contemporáneo, culto y educado, es la imperturbabilidad, el hieratismo de toda buena estatua y la serenidad del sabio oriental que no sabemos si calla porque sabe mucho o porque no sabe nada, la impavidez del antropólogo y del periodista que retrata la muerte mientras acontece. Los muy necios luego se sorprenden y se quejan de que los maten a ellos. 

La ataraxia reina en el mundo junto a su gemelo y compañero, el que le cuenta y le dice las verdades al oído, y que no es otro que el desasosiego, el malestar de Eva, el pánico y el ansia, y una ligera nausea y frialdad en las manos y pies. Ella es la emperadora en un mar de buenas intenciones y en un clima que creen que se altera y cambia cuando los que se transforman son ellos con el paso del tiempo al envejecer y al devenir estériles con sus vaginas secas o sus próstatas hinchadas, porque ni la nada ni el miedo mudan ni terminan nunca de desaparecer, mientras todo… todo se nos sigue escapando.

Mi querido amigo asesino decía cuando se emborrachaba que:

“El Arte es el nombre de las cosas, y también es nuestro nombre, es el nombre que está anotado en una lista, es el que alguien algún día pronunciará frente a toda una multitud o en la más absoluta soledad de una habitación de hotel cualquiera. Al oírlo sabremos que alguien nos llama y entonces habremos de escuchar la pregunta que se nos hará.” (“Augustus y Fidelius”, el peletero)
¿Alguien sabe cuál será la pregunta?

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70H
-“No deben de extrañarte mis palabras, querida Verónica, te correspondo igual que tú a mí, eres un animal celoso y yo lo era también, animal y celoso, celoso de ti y de tu compañía que ofrecías siempre a destiempo y cuando te apetecía.

Nunca te dejé por ninguna, pues si es un misterio y una aventura la compañía de otro ser y de otro sexo, más lo es la de otra especie, amiga mía, aunque no fuiste nunca mi dulce lagartija, ni de cuerpo ni de mente, eras toda una serpiente, recuerda que soy peletero y de ti hice, y volvería hacer, cinturones y látigos con tu piel plateada”. (El hilo. Cartas a una amiga.)

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70M
-“Sí, ya sé que también te hubiera gustado fabricarte unas botas o una chaqueta de piel humana y enamorar a una mujer extraordinaria que tuviera a un marido enfermo y en la cama, mezquino y cabrón, pegarle un par tiros al cornudo y fugarte con ella hasta que la policía os atrapara. ”Maté un hombre en Reno sólo para verlo morir”, cantaba Johnny Cash en “Folsom Prison Blues”. (La madeja. Cartas a un amigo.)