jueves, 16 de abril de 2009

El peletero/El dinero y el cafés espeso-Escena primera (1 de 2)

11 Febrero 2008

EL DINERO Y EL CAFE ESPESO

Obra en un solo acto y cuatro escenas

Todos los personajes y las situaciones narradas son pura ficción.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Escena primera (1 de 2)




La sala es polivalente. En uno de los extremos hay una mesa o tarima baja, de 20 centímetros de altura y de 2x2.50 metros de superficie.

En un rincón una mesa tablero para hacer paquetes, a su lado cajas de cartón plegadas, tela de saco, arpillera, para envolverlas, cuerdas y agujas saqueras para coser la tela.

Hay también tres mesas de despacho repartidas, cerca de las paredes, con sus sillas correspondientes y con algunos armarios y archivadores detrás de ellas. Teléfonos y más objetos de escritorio.

En el centro una estufa. Una de esas de hierro colado y chimenea. Es una estufa que quema madera, carbón, periódicos y cualquier cosa que le eches. Puede con todo y su calor es abundante y llega a todos los rincones.

Son muebles de oficina moderna, anodinos. Las paredes blancas, con un poco de suciedad, no mucha.

La sala es una planta rectangular alargada. En los lados cortos, a derecha e izquierda del espectador, hay unos grandes ventanales. Uno de ellos da a la calle y el otro al patio trasero.

Estamos en la tercera planta de un edificio que tiene cinco. También hay un ascensor monta cargas, pero no garaje.

En las paredes no hay ni un cuadro ni ninguna fotografía, sólo un calendario turístico de Grecia y de la Olimpic Airways , y un cartel de la Feria de Peletería de Frankfurt con una muchacha desfilando por una pasarela.




Los personajes:

Dimitris, 66 años, es el padre de Christos.

Christos, 36 años, hijo de Dimitris.

Vanguelis, 58 años, es socio de Dimitris.

Niko, 62 años, es un empleado.

Aleka, 45 años, es también hija de Dimitris y hermana de Christos.

Irene, 28 años, es sobrina de Dimitris y prima de Aleka y de Christos.

Pedro, 77 años, es el padre de Javier.

Javier, 40 años, hijo de Pedro,

Caterina, 20 años, es la secretaria.





(Afuera está nublado, hace frío y ha llovido mucho. Pronto nevará).


(La sala está muy iluminada. La estufa encendida. En un rincón vemos a Niko, vestido con su bata gris, haciendo café en una cazuelita y un pequeño fogón a gas que hay en la mesa tablero).

(Se abre el ascensor y van saliendo, Christos, Javier, Vanguelis, Dimitris y Pedro).

Christos (Dirigiéndose a Javier)

Los griegos parecemos americanos.

Javier

¿Por qué lo dices?

Se van repartiendo en las mesas. En una Dimitri y Pedro, en la del centro Vanguelis solo, y en la tercera Christos y Javier.

Christos

Porque cuando tenemos dinero nos sobra espacio. Construimos casas demasiado grandes. Ésta (señalando la sala en la que se encuentran con un movimiento de brazos) es un buen ejemplo de ello.

Javier

Pero allí les sobra espacio aunque no tengan dinero

Christos

Precisamente, eso es lo malo.

Javier

¿Qué sea un país enorme?

Christos (Irónico)

No, lo malo es que Grecia es pequeña.

Dimitris

Te sobra espacio cuando te sobra dinero.

Vanguelis (Casi riendo)

Cuando te sobra dinero, te sobra de todo.

Dimitris (Irónico)

No se puede comer más de tres veces al día. ¿Para que quieres ser rico?

Pedro

¿Para qué quieres ser rico?, o ¿para qué quieres ser más rico de lo que ya eres, Dimitris?

Javier

Parecéis filósofos griegos.

Dimitris (Levantando tres dedos)

¡Tengo tres hijos!

Christos

Y seis nietos.

Vanguelis

Y un yerno y dos nueras.

Dimitris

¡Y varios cuñados!

Javier

Y siempre se os olvida construir el garaje subterráneo

Christos (Irónico)

Sí, es verdad, es algo que nunca he entendido, debe ser un defecto cultural, siempre se nos olvida. ¿Por qué?

Javier

No le pidas a un filósofo que construya garajes.

Todos ríen.

Niko, con su característica parsimonia, lleva una bandeja con seis cafés y seis vasos de agua que va repartiendo por las mesas. El sexto café es para él.

Dimitris

Los planos los supervisaste tú, Christos, ¿recuerdas?

Christos

Sí, pero el dinero lo ponías tú, papá, mejor dicho, tú y Vanguelis y no queríais gastar. Queríais un edificio barato. Esto es un edificio barato. (Señalando el recinto con otro amplio movimiento de sus brazos)

Javier

Sin garaje.

Christos

Y sin calefacción

Dimitris

El dinero lo poníamos yo y Vanguelis porque era ¡nuestro dinero!, ¿verdad Vanguelis? A ti te lo íbamos a dejar..., hubieras terminado con poner piscina y sauna.

Pedro (Bromista)

¡Buena idea! Con masajistas femeninas, ¿no?

Dimitris

Ya se te ha hecho tarde para eso, Pedro.

Pedro

Y tú que sabes.

Niko ha terminado de distribuir los cafés por las mesas.

Christos (Dirigiéndose a Niko)

Niko es el único que no necesita ser rico, ¿verdad Niko?

Niko (Sonriendo afable)

¡Claro! ¿Quién haría entonces los paquetes y los cafés?, ¿Quién barrería?

Pedro

(En un mal inglés) ¡You are rich Niko, because you d’ont need anything!

(A Dimitris) ¿Saldrán todos los paquetes la próxima semana?

Christos (A Pedro)

No se preocupe, todo estará listo el próximo jueves.

Todos toman el café sorbiéndolo y haciendo mucho ruido.

Javier (A Christos y procurando que los demás no le oigan)

¿Vendrá Irene a comer?

Christos (A Javier)

No sé. Aleka seguro que viene, Irene no sé.

Dimitris (A Pedro y con cara seria)

Debes enviarnos algo de dinero, la cuenta sube ya demasiado.

Javier (A Christos)

Porque está aquí ahora, ¿no?, en Kastoriá.

Christos (A Javier)

Sí llegó anteayer de Lausanne. No se por qué ha venido. ¿Ha venido por ti?

Pedro (A Dimitris, entristecido)

Ya sabes cómo han sido las ventas de este año; peor imposible. No te preocupes, enseguida te mando algo.

Javier (A Christos)

No sé, no tengo ni idea, espero que no.

Christos (A Javier)

¿No habíais roto?

Javier iba a responder a Christos

Dimitris (Mirando a Javier)

No, algo no, este mes debéis mandar al menos diez mil dólares.

Javier (Despistado)

¿Qué?

Dimitris (Mirando a Javier)

Digo, que nos tenéis que mandar al menos diez mil dólares.

Javier (A Dimitris)

Sí, sí, claro.

(A Christos)

¡Claro que hemos roto!, ya hace un año.

Pedro (Con cara de enfadado y gesticulando como un italiano dirigiéndose a Dimitris)

¿Por qué me hablas a mí y miras a mi hijo?

Dimitris (También pone cara de enfadado)

Porque él me hace caso y tú no. Recuerda (mirando otra vez a Javier y levantando el dedo índice de la mano derecha), diez mil dólares.

Javier (Esta vez atento)

“Endaxi”. Pero con una condición. (Mirando a Vanguelis) Consíguenos esas “manos de visón” que hemos dado por perdidas, consíguelas a 350 dólares, 12 “bodys”.

Vanguelis

¿Eh? ¿350? ¿Tan solo?, ¿nada más? Dirá que no, ¡imposible!

Javier

Tú prueba. (Sonriendo) Inténtalo. Dile eso de que los griegos y los españoles somos hermanos.

A Christos se le escapa una carcajada.

Vanguelis

Si le digo eso me cuelga.

Vanguelis marca el número y llama.

En aquel momento entran Aleka, hija de Dimitris y hermana de Christos, acompañada de una de sus primas, Irene.

Las dos: ¡Kalimera!

Javier y Pedro se levantan para saludarlas, los demás permanecen sentados.