jueves, 11 de marzo de 2010

El peletero/Amor rápido (15)


28 Octubre 2009

Te he escrito para decirte que quería ir a verte, que necesitaba estar de nuevo contigo. Y tú me has advertido que mejor que no porque no te hallaría en casa, que estarías de viaje unos cuantos días, por trabajo, pero que si de todas formas insistía en ir me dejarías la nevera llena y bien provista, y la cama con sábanas limpias.

Te he respondido que sí, que aunque no estés iré igualmente y que quiero un pez espada y una dorada en el congelador, y una docena de yogures de frutas del bosque al lado de la leche desnatada. Y que las sábanas han de ser rojas y negras, me recuerdan tu juventud anarquista y la primera noche que pasamos juntos en tu antigua casa, la que sólo tenía una habitación y dos ventanas.

Te he pedido también que cambies las flores del jarrón blanco, siempre se te olvida hacerlo. Ya sabes que me gustan mustias y secas, es verdad, pero reconozco que es una preferencia malsana, caprichosa y decadente, de un hombre viejo, como yo.

Te he preguntado dónde guardas las velas que enciendes cuando te pones romántica, he insinuado que quizás las precise, que tal vez llame a una antigua amiga, pero sólo ha sido para molestarte, en realidad no las necesitaré, tampoco iré a tu casa, así que el pez espada y la dorada te los deberás comer tú, que sé que no te gustan, y los yogures tirarlos porque ya habrán caducado cuando regreses.

En cuanto a las sábanas tienes suerte, porque ellas no caducan jamás.