lunes, 2 de mayo de 2011

El peletero/Amor y hierro (1 de 15)


Amor y hierro. (1)

Para los iconoclastas la imagen pintada de Dios es un acto de soberbia al tratar de limitar lo que no puede ser limitado.

Cualquiera de sus iconos es un propósito fracasado al enseñarnos únicamente el rostro de un hombre y no el de Dios, y también un pecado de idolatría al querer que lo adoremos como si la imagen fuera realmente divina.

Dios no es un coto vedado, dicen, la mano del hombre no puede dibujarlo aunque sus ojos podrán verlo si tienen la suerte de contemplar una auténtica Verónica, imagen milagrosa realizada por la autoimpresión del rostro del mismo Dios en una superficie.

Para los iconoclastas, en el seno y en la génesis de cualquier imagen se esconde ya su falta, y su lacra, el deseo de trascendencia, ese extraño fruto que nos promete su sabor y su virtud más allá de él, fuera de él aunque sea con él.

Pero eso es imposible, es una quimera la tentación de mirar a lo lejos y ver de nuevo aquello que vieron Adán y Eva al comer la manzana del árbol. Ninguna imagen es producto de la magia ni tampoco consigue ser una pipa (Magritte), sólo es el dibujo de una de ellas aunque su poder sea el de convocarla.

¿Las imágenes son realmente unos demonios, o simplemente lo pretenden sin llegar a lograrlo nunca? 

¿Ése es su juego, su engaño?, ¿son una patraña?

A veces parecen unas potestades, genios aterradores o juguetones, ángeles caídos o que nunca llegaron a ascender, encarnaciones materiales de seres invisibles y poderosos que incitan al mal al convertirse en unas ventanas que nos permiten conocer verdades que no nos incumben.


En otras ocasiones sólo son el artificio de un ilusionista.

El peletero/Suma cero


Textos vírgenes o el arte de no decir nada.

Suma cero

Barcelona, 13 de mayo de 1991

Distinguido Sr.:

Nos permitimos de nuevo remitirle de forma urgente, dada la importancia del tema, una noticia que entendemos puede ser de su interés.

Un cambio reciente en la reglamentación de las operaciones en divisa, ha potenciado, la posibilidad de financiación, a la pequeña y mediana empresa, con la obtención de crédito en moneda extranjera.

Ello permite asumir financiación a un coste muchísimo menor a los tipos que se aplican en el mercado financiero y a un plazo no inferior a los tres años.

Creemos que dicha fórmula es sumamente interesante, dado el notable ahorro en costes que ello supone y el dilatado plazo de amortización que permite.

Quedamos a su entera disposición para cuantas aclaraciones precise, ofreciéndole el asesoramiento, mediación y consecución a través de nuestro Bufete en este tipo de operaciones. 

Como siempre, reciba un cordial saludo. Atentamente.


Julio Barón,

Consultores Financieros, S.A.


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Barcelona, 1 de noviembre de 2010

Distinguidos señores, ruego nos disculpen el retraso de la presente.

Después de tantos años nos hacemos cargo que la respuesta que entonces nos demandaban, y que hoy les remitimos, ya no les interesa ni tampoco les es necesaria, incluso sabemos que su empresa dejó de existir al poco tiempo de escribirnos. La nuestra también.

Esta carta no llegará nunca a su destino y será irremediablemente devuelta por el Servicio 
Estatal de Correos con la nota: “destinatario desconocido”; la verdad es que su ofrecimiento y nuestra contestación carecen de sentido a día de hoy.

Con todo, y a pesar de ello, creemos que siempre hay buenas razones para conversar con la pared sobre la vida, el valor del mundo y el precio de las cosas y de las personas, asuntos todos ellos de capital importancia en nuestras azarosas y siempre extrañas existencias.

En este sentido, permítannos exponerles que, al igual que ustedes, consideramos el dinero como el mejor sistema básico de intercambio porque es el “joker” de la vida, la carta que se puede usar en el lugar de cualquier otra.

Dinero, espacio, tiempo y memoria, son los cuatro palos de una baraja muy difícil de mezclar. Un buen reparto nos impedirá cometer errores elementales de apreciación, juicios de valor que por serlo siempre son equivocados o interesados, y evitar ofrecer promesas que no sabemos si podremos cumplir.

Espacio y tiempo, picas y espadas, luciérnagas y diamantes.

La memoria es, sin duda, el palo de corazones, sin embargo, los recuerdos, como los mismos corazones, también se pueden comprar, alquilar o pedir prestados, y, aunque parezca mentira, en muchas ocasiones nos los inventamos o sencillamente se los robamos a los demás en un acto que pocas veces es consciente pero nunca efímero, siempre deja rastro. Su misma carta, queridos amigos, y nuestra respuesta fuera de tiempo, es un buen ejemplo de ello al ser un recuerdo robado a un amigo que tenía la mala costumbre de guardarlo todo. Otros, en cambio, hacen a menudo limpieza de papeles, presencias y evocaciones en una extraña higiene sentimental que nunca hemos comprendido del todo.

Los cursis afirman convencidos, y de buena fe, que los recuerdos forman parte del balance íntimo de cada uno, pero, debemos admitir, que no hay Activo sin Pasivo y que la vida más parece ser una operación de suma cero que un cofre simplemente lleno o vacío.

Tengan presente, y no olviden nunca, que la vida será muy pronto aún más rara que todo eso.
Para terminar, y no seguir importunándoles con nuestras tontas reflexiones, sólo agregaremos, sin demasiado sonrojo, que la razón de responderles no es otra que añadir aquello que faltaba, no dar la respuesta por callada, guardar, archivar, cerrar las cuentas y constatar, una vez más, que la suma es verdaderamente cero aunque los sumandos rebosen de guirnaldas y las flores de aromas ensoñadores y fascinantes.

Atentamente.

(“Correspondencia profesional”, Tomo XXXIV, página 1623, archivo particular de Demóstenes Vilanova del Bell Puig, archivador por la Universidad de Ostende.)