Textos vírgenes o el arte de no decir nada.
Suma cero
Barcelona, 13 de mayo de 1991
Distinguido Sr.:
Nos  permitimos de nuevo remitirle de forma urgente, dada la importancia del  tema, una noticia que entendemos puede ser de su interés.
Un  cambio reciente en la reglamentación de las operaciones en divisa, ha  potenciado, la posibilidad de financiación, a la pequeña y mediana  empresa, con la obtención de crédito en moneda extranjera.
Ello  permite asumir financiación a un coste muchísimo menor a los tipos que  se aplican en el mercado financiero y a un plazo no inferior a los tres  años.
Creemos  que dicha fórmula es sumamente interesante, dado el notable ahorro en  costes que ello supone y el dilatado plazo de amortización que permite.
Quedamos  a su entera disposición para cuantas aclaraciones precise, ofreciéndole  el asesoramiento, mediación y consecución a través de nuestro Bufete en  este tipo de operaciones. 
Como siempre, reciba un cordial saludo.  Atentamente. 
Julio Barón,
Consultores Financieros, S.A.
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Barcelona, 1 de noviembre de 2010
Distinguidos señores, ruego nos disculpen el retraso de la presente. 
Después  de tantos años nos hacemos cargo que la respuesta que entonces nos  demandaban, y que hoy les remitimos, ya no les interesa ni tampoco les  es necesaria, incluso sabemos que su empresa dejó de existir al poco  tiempo de escribirnos. La nuestra también.
Esta  carta no llegará nunca a su destino y será irremediablemente devuelta  por el Servicio 
Estatal de Correos con la nota: “destinatario  desconocido”; la verdad es que su ofrecimiento y nuestra contestación  carecen de sentido a día de hoy.
Con  todo, y a pesar de ello, creemos que siempre hay buenas razones para  conversar con la pared sobre la vida, el valor del mundo y el precio de  las cosas y de las personas, asuntos todos ellos de capital importancia  en nuestras azarosas y siempre extrañas existencias.
En  este sentido, permítannos exponerles que, al igual que ustedes,  consideramos el dinero como el mejor sistema básico de intercambio  porque es el “joker” de la vida, la carta que se puede usar en el lugar  de cualquier otra. 
Dinero,  espacio, tiempo y memoria, son los cuatro palos de una baraja muy  difícil de mezclar. Un buen reparto nos impedirá cometer errores  elementales de apreciación, juicios de valor que por serlo siempre son  equivocados o interesados, y evitar ofrecer promesas que no sabemos si  podremos cumplir.
Espacio y tiempo, picas y espadas, luciérnagas y diamantes.
La  memoria es, sin duda, el palo de corazones, sin embargo, los recuerdos,  como los mismos corazones, también se pueden comprar, alquilar o pedir  prestados, y, aunque parezca mentira, en muchas ocasiones nos los  inventamos o sencillamente se los robamos a los demás en un acto que  pocas veces es consciente pero nunca efímero, siempre deja rastro. Su  misma carta, queridos amigos, y nuestra respuesta fuera de tiempo, es un  buen ejemplo de ello al ser un recuerdo robado a un amigo que tenía la  mala costumbre de guardarlo todo. Otros, en cambio, hacen a menudo  limpieza de papeles, presencias y evocaciones en una extraña higiene  sentimental que nunca hemos comprendido del todo. 
Los  cursis afirman convencidos, y de buena fe, que los recuerdos forman  parte del balance íntimo de cada uno, pero, debemos admitir, que no hay  Activo sin Pasivo y que la vida más parece ser una operación de suma  cero que un cofre simplemente lleno o vacío. 
Tengan presente, y no olviden nunca, que la vida será muy pronto aún más rara que todo eso.
Para  terminar, y no seguir importunándoles con nuestras tontas reflexiones,  sólo agregaremos, sin demasiado sonrojo, que la razón de responderles no  es otra que añadir aquello que faltaba, no dar la respuesta por  callada, guardar, archivar, cerrar las cuentas y constatar, una vez más,  que la suma es verdaderamente cero aunque los sumandos rebosen de  guirnaldas y las flores de aromas ensoñadores y fascinantes. 
Atentamente.
(“Correspondencia profesional”, Tomo XXXIV, página 1623, archivo particular de Demóstenes Vilanova del Bell Puig, archivador por la  Universidad de Ostende.)

 
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