jueves, 21 de mayo de 2009

El peletero/El blog apócrifo de Lorena, una carta y una canción (7 de 8)



9 Abril 2008

La que ahora me gusta es Eve Marie, como la actriz Eve Marie Saint, tiene mi edad, es vietnamita y cuenta una historia de violaciones y malos tratos terribles.

Seguramente es mentira, nada de lo que cuenta es verdad, pero es extraordinariamente bella y me gusta que me hable en francés en la cama. Ya se que es cursi, pero es que yo soy cursi.

Cuando digo que es mentira no quiero decir que no sea verdad. Lo más probable es que los hechos en sí lo sean, seguramente sí fue violada por toda su familia, padre, padrastro, hermanos, tíos, vecinos, y los que pasaban por allí, con el miedo, la complicidad o el beneplácito de su madre y sus tías. Todo eso debe de ser cierto. Lo que es mentira es el uso que hace de ello. ¿Qué uso? Cada vez que nos acostamos me mira como debía de mirar a su padre. Cuando intento huir de la cama me retiene como una loca, y cuando llega al final se desmaya. Pierde el sentido. No soporto verla inane. ¿Por qué me mira como si fuera su padre? No lo soy.

A pesar de ello ya le he preguntado si quiere venir conmigo cuando se nos termine el contrato y la temporada de verano haya finalizado. Me ha respondido que sí sin querer saber a dónde. Ni yo misma lo sé.

Mi amiga Eve no es ninguna prostituta ocasional como alguna de nuestras compañeras del ballet. Yo tampoco. Aunque también necesito ese dinero ocasional. Pero bien pensado, ¿para qué? Siempre necesito dinero para irme. Siempre quiero marcharme de donde estoy. Eve también. Pero a mí no me han violado, nadie me ha forzado nunca, nadie me ha obligado a nada.

Mi padre es un buen padre y mi madre una buena mujer. No saben nada y nada pueden enseñarme, pero nunca me han hecho daño. Yo sí se lo hice engañándolos con mi supuesto embarazo.

Siempre he sido un ser libre y siempre he sido mujer, las dos son circunstancias que siempre han ido juntas, han sido inseparables. Para mí sí, quizás haya tenido suerte, pero así ha sido. Yo no puedo lamentarme. Sé que muchas mujeres sufren males terribles, pero cuando me hablan de mujeres no sé de qué me hablan.