7 Julio 2008
12 de diciembre
Amor mío, estoy inmensamente feliz porque mi esposo acaba de comunicarme su ascenso. Ya sabes que el pobre Luis llevaba muchos años persiguiéndolo, luchando por él. Ya te he contando todas las batallas que ha tenido que librar con sus superiores e incluso con sus propios compañeros, especialmente con ellos.
Trabajar en una multinacional es algo terrible, muy duro como ya sabes. Requiere una personalidad bien templada en el esfuerzo y una gran resistencia psicológica, además de todas las cualidades políticas que se precisan para sobrevivir en un lugar donde la competencia es fuerte y los pactos son necesarios. Pactos de unos con otros y de unos contra otros, naturalmente. Ya te he contado que en su empresa y en otras similares lo que cuenta al fin y al cabo son los intereses de los gestores, y no de los accionistas, y mucho menos los intereses de los clientes.
En este tipo de empresas todo es táctica, parecen lo contrario de lo que dicen, pero no es así. Hablan mucho, sin decir la verdad. Lo sé bien, ya son muchos años dedicándome al periodismo económico y mi experiencia es larga en el mundo empresarial. He viajado y entrevistado a todos los grandes presidentes de las más importantes compañías del mundo. Soy una mujer liberal que cree en la economía de mercado, pero las empresas muy grandes parecen no ser de nadie, y cuando algo no tiene dueño claro puede ser entonces de cualquiera, cualquiera que se atreva a tomarla sin el menor escrúpulo.
Menos mal que Luis tiene temperamento y suficientes cualidades para sobrevivir en esta guerra permanente, las tiene pero me preocupa, hay días en que el pobre llega a casa cansado, muy abatido y chamuscado de tanta batalla y de tanto incendio que debe apagar, parece un bombero en pleno agosto mediterráneo. Y eso también me chamusca a mí, me lleva a veces hasta el agotamiento. Pero bueno, estoy muy contenta por él, al final lo ha conseguido. Me siento orgullosa de mi esposo, le he ayudado y le ayudo en todo lo que puedo, ya lo sabes, amor mío.
Yo me esfuerzo constantemente. Como casi todas las mujeres he de compaginar así mismo mi vida profesional, que también es despiadada conmigo, con la familiar, mis hijos y mi esposo. La mejor manera de hacer tal cosa con la dignidad suficiente es logrando dinero, cuanto más mejor. Los billetes de banco siempre son el mejor aceite para engrasar estas tuercas y estos engranajes tan complicados que son el matrimonio y la familia. La vida.
No creas, cielo, que he estado holgazaneando, he trabajado y lo he hecho a conciencia. Y para demostrarlo te dejo un enlace que refleja con claridad la manera en que pienso limpiar tu “cosita” si me la prestas para abrillantar mi “anillo”.
Me he dedicado a mirar algunos vídeos sobre felaciones que me pasaste y a buscar también yo por mi cuenta. Tenías razón, son muy instructivos. Aunque tengo mi propia idea, claro, pero solo teórica, así que me convendrá verlo en la práctica, fijarme en detalles. Ese tema no me lo estudié cuando debía y ya me convenía tomar apuntes de nuevo y hacer algún repaso. Quiero dártelo todo, amor mío, llevarte al cielo, aprender todo lo que haga falta para que seas el hombre más feliz del mundo.
El vídeo que te envío es el que mejor refleja lo que verdaderamente siento por ti y cómo desearía hacerlo. No sé si te gustará así o de otra forma; me queda poco para instruirme en tus gustos, así que ya me dirás si ése es el modo en que a ti te gusta también o es otro. Había montones de vídeos, sólo he visto unos cuantos, igual me he saltado el que muestra lo que a ti te parecería más agradable. Si es así no dudes en señalármelo.
Este me pareció precioso. Ya sé que son actores, naturalmente, pero la manera en que la muchacha lo hace me parece llena de ternura, delicadeza y amor. No es solo carne. Su expresión mientras mete en su boca el pene de él es dulce y amorosa. Lo que veo ahí es lo que yo quiero darte cuando te tenga ante mí, cuando estemos haciendo lo mismo que ellos.
Pero supongo que esa no es la única manera, ya sé que hay muchas más, y sé también que el grado de excitación y la pasión me irán marcando las pautas. Pero tengo que saber cómo te gusta a ti, a lo mejor lo que el vídeo muestra no te resulta suficiente y quieres algo más, y yo deseo dártelo, por eso te he pedido que me muestres vídeos elegidos especialmente por ti. Sí, ya sé, le doy demasiadas vueltas, pero me gusta conocer el terreno que he de pisar y la carne que he de comer, lo que más te excita. Todo, quiero saberlo todo para volverte loco, para hacerte morir entre mis brazos y llegar al cielo. Si quieres cuéntame tus fantasías, lo que realmente sueñas y deseas hacer con una mujer bien predispuesta y absolutamente rendida como yo. Ya me has dicho algunas cosas, pero deseo estar segura de que te voy a dar cuanto de verdad esperas y quieres.
No quiero defraudarte, amor mío.
Pero quiero que sepas, mi cielo, es necesario decirlo claro, que yo no deseo lo ajeno. Ni tampoco pretendo dejar transcurrir la vida que me pertenece por derecho en la rutina de un día a día devastador y cruel. Pero tampoco quiero convertirme en una mujer vulgar que siente alivio al ser libre, y al mismo tiempo tristeza por vivir inmersa en el vacío. No quiero añorar ninguna ausencia, ni siquiera la de mis hijos, no estoy dispuesta a sentir nostalgia por un futuro imposible. No quiero convertir mi vida en una ucronía, ni tampoco pretendo desear utopías. Por eso, precisamente porque quiero seguir estando viva, de carne y de cuerpo, pues mi cuerpo es mi alma, te estoy escribiendo ahora a ti, a mi amor, al dueño de ese cuerpo que nunca me ha pertenecido del todo excepto cuando lo he dado, aunque al darlo siempre lo he perdido, a pedazos, aunque al entregarlo siempre me he liberado de él, a cachos. Mi vida eres tú, pues sin ti no podría mirarme a la cara, ¿a quién hablaría?, ¿qué le diría a la pared?, ¿de quién serían las arrugas de mi rostro?, ¿quién besaría mis ojos cuando llorasen?, ¿a quién podría yo escuchar?
Soy una mujer casada, sí. También soy madre, sí. Pero eso puede cambiar en cualquier momento, son apenas circunstancias, curvas del camino. Son lluvia o calor, nieve o huracán. Sea cual sea el futuro yo seguiré siendo una mujer de pleno derecho, completa, entera, sin otras necesidades que las que pueda tener cualquier persona y sin deseos no satisfechos ni hambres atrasadas de posguerra famélica. Y tú, tú serás siempre lo que yo quiero que seas, mi amado, mi señor.
Luis solamente necesita el nombramiento del consejero delegado y la confirmación oficial del consejo de administración. Será mañana.
Te quiero