martes, 23 de marzo de 2010

El peletero/Los cocodrilos del alba (2)


20 Noviembre 2009

Las patas del ángel

Había días que pensaba que era un ganso pecoso de Australia, y otros una simple ave zancuda de extremidades largas. Siempre me han gustado las mujeres de piernas de jirafa, de caballo recién nacido o de grulla asilvestrada.

Sin embargo, los patos, y la mayoría de las aves marinas, son paticortos aunque muestran algunos de los mejores picos de todo el universo femenino. Las hembras oceánicas, como las pardelas, tienen los brazos delgados, los pies grandes y los agujeros de la nariz profundos como si fueran unos orificios tubulares. Yo prefiero los colimbos por humildes, pero las más bellas entre todas son las garzas y los ibis sagrados con sus bocas en forma de flecha y su cuello de azagaya lista para disparar palabras.

Marta parecía usar zancos, cuando se calzaba los zapatos de fiesta tocaba el cielo. Yo siempre la admiraba desde el suelo, y aunque la pobre no volaba mis dedos ni la rozaban.

Tenía el pico negro y la lengua dura de mujer, pero todavía conservaba los dientes como si no quisiera olvidar su pasado de pájaro joven.