miércoles, 4 de noviembre de 2009

El peletero/Conversaciones con "El Gordo" (13)


27 Febrero 2009

13. El espectáculo.

Lo es, es una buena exposición, el CCCB, el “Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona”, siempre se esmera en lo que presenta. Yo conocí a uno de sus comisarios, Jordi Balló, estudiamos juntos en la Universidad. Era y continúa siendo una mente aguda y brillante y un hombre amable y educado. Hay toda una técnica nueva en la forma con la que hoy en día se hacen esas exhibiciones, son casi instalaciones, y se mezclan diversas técnicas y cuidan mucho los textos explicativos. Es una poética efímera, es esa obra que no pretende ser eterna, solamente aspira a ser un “fire Works” humilde y delicado, como las perlas de un collar roto rebotando en el suelo. En ésa dedicada a Ballard hay un auto desvencijado medio enterrado en la arena, y con una luz que simula el anochecer y que casi te permite imaginar que oyes a los topos cavando túneles buscando “El centro de la Tierra”. Deben encontrarse muy cerca porque no consigues oír nada. El silencio es tan persistente y continuado que solamente puedes contemplarlo medio tranquilo y medio anonadado.

Es verdad, peletero, a mí también me seduce ser un mero espectador y ver morir como lo hace tu lagartija. El mejor espectáculo del mundo es observar cómo suceden las cosas, sin intervenir. El collar se rompe, y mientras el tiempo sigue su curso observas la escena sin hacer absolutamente nada. Curioso ves las perlas salpicar, brincar, saltar y danzar hasta que, fatigadas, ruedan para esconderse debajo de los muebles como si fueran esos topos silenciosos que perforan túneles. Me recuerdas el ojo secuestrado de una estatua, querido amigo. ¿En el presente se hallan las claves de todo, dices?, todo es mucho, peletero, quizás demasiado, ¿no crees? Una vez más exageras en tu intento de dibujar el bosque. Siempre eres radical en tus afirmaciones, y un embaucador también. Como muy acertadamente decía una amiga tuya “A mí se me hace que a veces eres muy absoluto en lo que expresas y tienes una gran habilidad para echar mano de sofismas de distracción para sustentar lo que dices”.

Y como tampoco se olvidó de recordarme otra amiga, “Eres igual que Hitler”, en un alarde de metáfora no muy afortunada al pretender afirmar que mi conversación fascinaba y enganchaba, y hacerlo nombrando precisamente a una de las personas más nefastas que jamás han existido. Hubiera podido compararme con San Pablo o Casanova, o con el mismo Churchill, su rival en cierto modo, pero no, lo hizo con alguien al que es difícil de calificar, y mucho menos bien.

No estuvo muy acertada, es verdad, pero no llevaba mala intención en ello, ya lo sabes.

¿La gordura de el Gordo es demasiado?, ¿mi mano amputada lo es? ¿Son excesos y errores?