viernes, 17 de abril de 2009

El peletero/El dinero y el cafés espeso-Escena primera (y 2)

12 Febrero 2008

EL DINERO Y EL CAFÉ ESPESO

Obra en un solo acto y cuatro escenas

Escena primera (y 2)


Javier (A Irene y algo rígido)

¿Cómo estás?

Javier se acerca a Irene para besarla cuando Aleka se lanza al cuello de Javier y le besa fuerte en la mejilla. Javier medio se sorprende y se asusta porque no se la esperaba.

Aleka (A Javier)

No te asustes que mis besos no duelen. Le da un par de besos sonoros.

(A Irene) Perdona, es todo tuyo.

Pedro

¿Y yo? ¿A mí no me besa nadie?

Irene y Javier se consiguen besar sin mucho entusiasmo, y Javier repite la pregunta:

Javier (A Irene)

¿Cómo estás?

Irene se dirige a Pedro.

Irene (Mientras besa con mucho cariño a Pedro)

(A Javier) Bien, estoy bien.

¿Cómo estás, Pedro? (Saludando con sincera dulzura a Pedro)

Pedro

Estoy bien, gracias. Y tú cada día más guapa

Aleka se acerca a Pedro.

Aleka

(Besando efusivamente a Pedro) Esta usted más guapo que su hijo.

Javier (A Irene)

¿Y Suiza?, ¿qué tal?, ¿bien?

Pedro

¡Claro!, eso ya lo sé, ¡mucho más guapo! Pues tú tampoco estás mal, Aleka. (La mira de arriba abajo)

Irene (A Javier y sonriéndole sincera)

Bien, muy bien, pero demasiado fría.

Aleka acaricia a Pedro en el rostro y le guiña un ojo mientras se sienta cerca de Javier. Irene ha ido besando fríamente a todos los demás, y se queda en pie.

Javier (A Irene)

El queso sigue siendo bueno, ¿no?

Christos

¿Queréis café?

Irene (A Javier)

¿Qué queso?

Javier (A Irene)

El suizo

A Aleka se le escapa una carcajada y a Irene se le escapa media risa

Irene (A nadie)

No tiene gracia. (Sonriendo)

Vanguelis murmura por teléfono, peleándose y regateando.

Christos

¿Queréis café o no?

Aleka

Sí, yo quiero uno. (Mirando extrañada a Vanguelis) ¿Con quién habla?

Irene

No, yo no, el café griego es lo más apestoso que he tomado nunca.(Mirada rápida a Javier)

Dimitris

¡Pedro!

Pedro

¿Qué?

Dimitris

¿Mandarás el dinero?

Javier (A Irene)

¿Ya no te gusta el café? Antes tomabas.

Pedro (A Dimitris)

Diez mil dólares no, pero cinco mil cuenta con ellos.

Irene (Mirando con interés a Javier)

Ya sabes que no, solamente me gusta el italiano, “l’espresso”. ¿Te has olvidado de eso?

Dimitris

Envía al menos nueve mil, pero antes de final de mes ¿eh?

Aleka

Pues a mí me gusta todo el café, me da igual de dónde sea. ¿En España hay buen café?

Solapándose las respuestas…

Christos

Javier

¡No!

… al hablar Christos y Javier al mismo tiempo.

Aleka (Riéndose de ellos)

¿Sí o no?

Dimitris

¡No!, el café español es muy malo, ¡lo hacen incluso mejor en Alemania!

Niko

O en Rusia.

Aleka

¿Ah sí?, ¿en Rusia hacen buen café? El de Colombia debe de ser bueno, ¿no? Hay un equipo ciclista que tiene nombre de café, ¿verdad?

Christos (A Aleka)

¿Y tú eso cómo lo sabes?

Aleka

A mi hijo le gusta el ciclismo, este verano tuve que tragarme ¡tooodo! el “Tour de Francia” entero. Que tontería, subir montañas en bicicleta. Los hombres estáis locos.

Christos

También hay mujeres ciclistas.

Aleka

Sí, claro, pero seguro que no suben montañas, las mujeres no somos tan tontas.

Javier

Tener buenos tomates no quiere decir que los frías bien, mira a los italianos.

Aleka (Mirando a Javier)

¿Qué?

Javier

Que tener buenos tomates no quiere decir que los frías bien.

Aleka

¿Fríen mal los tomates en Colombia?

Irene (Sonriente y simpática)

No tonta. Quiere decir que sin tener cafetales hacen buen café.

Aleka

¿Los colombianos no tienen cafetales?

Irene

¡Los que no tienen café son los italianos!

Aleka

¿Ah, no?

Vanguelis sigue llamando por teléfono y regateando para conseguir las “manos de visón” a 350 dólares. Parece que lo consigue.

Vanguelis (Insistiendo)

Te lo pido como un favor personal, es algo que necesitamos, nunca te pido favores.

Javier (a Christos, con una sonrisa irónica)

Eso del favor nunca falla.

Christos (a Javier)

Sí, esa es una buena táctica. Pero ahora él dirá que no es una casa de caridad

Vanguelis

Ya sé que no te dedicas a las obras de caridad, yo no te pido ninguna limosna, te pido una rebaja.

Christos (a Javier, medio riéndose)

¿Ves?

Vanguelis

Siempre te llevo los mejores clientes, no te puedes quejar.

Javier (a Christos)

Eso que le ha dicho es una amenaza velada.

Pedro (A Vanguelis)

Dígale 300, ni un dólar más.

Javier

¡Papá!, no te pases.

Vanguelis (A Javier y tapando el auricular del teléfono con una mano)

Ha ido a consultarlo con su esposa.

Javier

Mala señal.

Vanguelis

Sí.

(Hablándole de mala manera) ¡Niko!, haz el favor, tengo el café frío, tráeme otro.

Niko

¡Voy! (Casi gritando)

Aleka

Pero ¿hacen buen café o no en Colombia?

Javier

Mi argumento era a la inversa, Aleka.

Irene (A Javier, amable)

Ya veo que no has cambiado. ¿Eso lo haces a propósito?

Pedro

¡300, ni un dólar más!

Javier

¿El qué?

Irene

Hablar así, al revés, para que nadie te entienda

Javier (Javier se ha levantado y se ha acercado a Irene)

Tú me has entendido, ¿no? Siempre lo has hecho.

Christos bosteza y empieza deslizarse silla abajo.

Irene

Al final aprendí el truco. (Acercándose a las ventanas)

Javier

Que yo recuerde te gustaba y te divertías, era un acertijo. Tú misma me lo pedías. ¿No lo recuerdas?

Aparece Caterina, la secretaria, con unos papeles, y Niko con más café.

Christos se despierta de golpe, se endereza, se ajusta la corbata, se alisa el bigote y carraspea.

Irene

Sí que lo recuerdo, y…

Irene, recostada en uno de los ventanales, cuando iba a terminar de responder a Javier, se calla. Mira a la secretaria y a su primo, atenta y con cara seria. Javier se gira y también mira.

Caterina le pone a Christos unos papeles encima de la mesa y le dice algo muy bajito para que nadie la pueda oír.

Javier (A Irene)

Termina lo que ibas a decir Irene.

Aleka mira muy atenta y seria a Irene y a Javier, Irene, con el rostro entristecido, mira la calle a través de las ventanas y Javier mira con ternura a Irene.

Aleka (A los dos, entrometiéndose, a Irene y Javier)

¿De qué habláis?

Dimitris (Mirando a su hijo Christos y a la secretaria y apremiándolos con un gesto)

¿Qué te ha traído?

Irene (Respondiendo a Javier)

Nada.

Christos (A Dimitris, su padre)

Son los albaranes.

(La secretaria Caterina se va rápido y disimuladamente)

Pedro

300 dólares, ni uno más.

Javier (A Irene)

¿Nada?

Vanguelis

De acuerdo, perfecto, muchas gracias.

Vanguelis cuelga el teléfono y se produce un silencio. Todos callan y le miran.

Vanguelis (Resoplando y sonriendo, con cara de haber salido victorioso)

¡¡325!!, no he podido conseguir menos.

Javier

¡Bravo!

Aleka

¿Queda más café?

Dimitris

Diez mil dólares antes de final de mes.

Irene (Hablando sola y mirándolos a todos)

Nada.

Javier (A Dimitris)

Ha dicho usted ocho mil.

Dimitris (A Javier)

He dicho nueve mil, no trates de engañarme

Pedro

300 dólares, ni uno más.

Los demás mirando a Pedro y casi al unísono.

¿Qué?

Pedro (Mirándolos a todos)

¿He dicho algo que no debía?

Javier (A Irene)

¿Has dicho algo?

Irene (Respondiendo a Javier con una sonrisa dulce y tierna)

No, no he dicho nada.

Vanguelis (Enfadado)

¡Niko! ¿Y mi café?

Niko
(Con dulzura)

Es la una del mediodía, y ya es hora del almuerzo. ¿Por qué no se van a comer?

Pedro

Eso, buena idea. ¡Vamos todos a comer!

Dimitris (A Pedro y señalándolo con el dedo)

Pagas tú.

Pedro (A Dimitris y señalándolo con el dedo)

¡¡Ni pensarlo!!


SE APAGAN LAS LUCES

FIN DE LA PRIMERA ESCENA