miércoles, 29 de septiembre de 2010

El peletero/La aguja del pajar (47)



Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.

47. El linde.

La realidad es completa, está terminada, pero tiene un linde, en su geografía hay una zona de sombra, una frontera que no es física ni tampoco espiritual, un límite mental que nos indica dónde termina. Porque la realidad termina, no es infinita, y en su lugar empieza la nada. Es un horizonte ontológico, una manera de estar, es el punto en el que una estatua te mira, ese instante en que sus ojos te atrapan y contemplas con ellos el mundo desde otro... mundo.

Cuando has mirado con unos ojos de piedra, arcilla o metal fundido y enfriado, tu propia carne deja de ser carne y el corazón tu corazón, los ojos devienen puentes que se incendian a ambos lados del camino.

El confín de la realidad parece el célebre sfumato de la pintura, una niebla entre lo que acaba y empieza, una zona casi de nadie: “Nuestro peletero sabe que estas afirmaciones están urdidas con un hilo tan fino y tan frágil como la casi imperceptible línea que separa la vida de la muerte. Oasis que ningún mapa señala y que sólo una rara determinación o una extraña casualidad te permitirán recorrerlo. Si esta es tu voluntad o tu suerte, descubrirás maravillado, con el paso inseguro del funambulista, su absoluta belleza y extraña penumbra. En ella también conocerás el terror ante la inminente e inevitable caída que inexorablemente te conducirá hasta el fondo del abismo, donde el tiempo y tú seréis definitivamente derrotados.

La imperceptible línea que separa la vida de la muerte es el ojo de la aguja que ni Dios, ni el diablo pueden atravesar.” (El peletero recto).

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47M
-”Pasolini tenía un semblante especial, de reptil. El rostro siempre es una puerta difícil de franquear, que nos conforma, da forma, nos perfila y define con los demás.
Nietzsche decía que la contemplación activa de la naturaleza configuraba un enigmático paisaje que no es otra cosa que el universo interior de cada uno. Es una frase brillante y certera. La clave se halla en la palabra “activa”, ella explica el párrafo entero y, algo que a ti te gusta, lo hace más allá de simplicidades ecologistas.
Siempre me recordabas que todos terminamos teniendo el rostro que nos merecemos y que el significado de un objeto artístico es no solamente responsabilidad del autor, lo es también del espectador. Tenías razón, la obra es siempre independiente del modelo, es como un hijo que se va de casa, cuando lo ves alejarse piensas, “parece real”.
Pero en la actualidad el arte no es real, es una mera estética vacía, hoy el arte es así, y lo será por mucho tiempo.” (La madeja. Cartas a un amigo.)


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47H
-“Tienes razón se me había olvidado mi propio cumpleaños, no recordaba el día en que nací, creo que fue un 28, pero no sé de que mes.
Ya sabes que pierdo mucho la memoria, no es broma, en mi olvido me siento exilado y abandonado. No viene a cuento pero he pensado en las columnas dóricas de la Catedral de Siracusa.
A una amiga le decía hoy que el olvido y la desmemoria no son siempre una enfermedad, ya todos afirmamos que el cuerpo es sabio incluso cuando nos mata. Cualquiera alega con seguridad estúpida que la naturaleza sabe lo que se hace, pero la muerte para algo debe de servir si Dios la inventó, o quizás no fue Él y lo que Él creó fue solamente la vida, una isla en un universo de muerte, y por ella nos envidia en el más insondable misterio.
Saludos y felicidades a Cindy, creo que era alguien que conocimos, ¿no?, ¿qué es de ella? ¿Isabel continua casada con aquel judío?
Es verdad, Guadalupe se desnudaba a la mínima oportunidad, le irá mejor con el fotógrafo que con el vaquero sueco de Wyoming” (El hilo. Cartas a una amiga.)