EL DINERO Y EL CAFÉ ESPESO
Obra en un solo acto y cuatro escenas
Escena cuarta (1 de 2)
Se encienden las luces.
En la sala solamente encontramos a Pedro y a Dimitris tomando asiento los dos en el mismo lado de una mesa, frente a frente.
Dimitris
¿No le has visto los ojos muy enrojecidos a Aleka?
Pedro
No me he fijado.
Dimitris
Últimamente te fijas poco en todo.
Pedro
¿Qué quieres decir?
Dimitris
Que estás viejo Pedro. ¿Tú crees que con 77 años debes hacer estos viajes?
Pedro
¿Por qué no? Yo me encuentro bien. Me canso un poco más, pero…
Dimitris
No estás bien Pedro, no lo estás.
Pedro
¡Caramba!, ¿eres médico?
Dimitris
No, pero tengo ojos.
Pedro
Y ¿qué ves?
Dimitris
Que has perdido muchas facultades, se te olvidan las cosas, no estás atento y te cuesta mucho más entender lo que te dicen. ¿Has ido al médico?
Pedro
Sí.
Dimitris
¿Y?, ¿qué te ha dicho?
Pedro
Tengo Alzheimer.
Dimitris
¡Caramba!
Pedro
Caramba no, Dimitri, ¡mierda!, eso, ¡¡MUCHA MIERDA!!
Dimitris
Lo siento.
Pedro
Gracias, no te preocupes, es lento. Yo no me doy cuenta, se dan cuenta los demás. Me cuesta creer al médico, yo no noto nada.
Dimitris
¿Tomas algún medicamento?
Pedro
Sí, pero poco hace. Dicen que retarda algo. Por eso viajo, por eso procuro tener actividad.
Dimitris
Eso está bien. Trabaja, pero no mandes. No dirijas la empresa, deja que lo haga tu hijo.
Pedro
¡Ya lo hago!
Dimitris
No es cierto, no lo haces. La llave de la caja del dinero todavía la tienes tú.
Pedro
¡Claro!
Dimitris
Pues te equivocas, ya no deberías tenerla tú, hace tiempo que se la deberías haber dado. Además estoy preocupado.
Pedro
Tú sigues siendo el jefe de tu casa.
Dimitris
Yo tengo once años menos que tú, además está Vanguelis, mi socio, y él todavía es más joven.
Pedro
¿Dices que estás preocupado?, ¿de qué?
Dimitris
De que no llevéis bien las cosas.
Pedro
¿Por el dinero?, no te preocupes, es sólo un pequeño bache.
Dimitris
Que ya dura demasiado y donde la cuenta ha engordado también demasiado.
Pedro
¿Cuánto suma?
Dimitris
¿No lo sabes?
Pedro
No me acuerdo, ¡caramba!, ¿cuánto es?
Dimitris
Cerca de noventa mil dólares
Pedro
No es mucho. Pensaba que sería más. Tú no te preocupes Dimitris.
Dimitris
Sí que me preocupo. Hablo con Javier, él hace lo que puede, pero me dice que hable contigo. Lo hago y no saco nada en limpio. No me aclaro.
Pedro
No te preocupes
Dimitris
Eso ya lo has dicho. ¿Me mandarás los nueve mil dólares antes de final de mes?
Pedro
Lo intentaremos
Dimitris
No debes intentarlo, debes mandarlos
Pedro
Sí, de acuerdo, no te preocupes.
Dimitris
Somos amigos, ¿verdad?
Pedro
Claro, hace ya muchos años que somos amigos. ¿Por qué me lo preguntas?
Dimitris
Tú no me harías una mala jugada, ¿no?
Pedro
¿De qué hablas? ¿A qué te refieres?, ¿una mala jugada?
¿Qué clase de mala jugada?
Dimitris
Presentar una suspensión de pagos.
Pedro
¿Y tú?
Dimitris
Yo, ¿qué?
Pedro
¿Presentarías en nuestra contra una demanda judicial por impago, con un embargo preventivo incluido?
Dimitris
¡Claro que no!
Pedro
Pues yo tampoco presentaré una suspensión de pagos.
Dimitris
De acuerdo, pero envía el dinero.
Pedro
De acuerdo, lo enviaré.
(Cambiando drásticamente de conversación).
¿Qué tal Moscú?
Dimitris
La secretaria es perfecta, pero la ciudad no.
Pedro
Es griega esa secretaria, ¿no?
Dimitris
Es de madre griega y padre ruso. Habla perfectamente los dos idiomas.
Pedro
¿Y cómo os va?
Dimitris
Va bien, pero hemos de frecuentar malas amistades.
Pedro
Aquello que me comentaste del transporte ¿no?
Dimitris
Asegurar los envíos y la protección. Tienes que pagar por todo. Parece que trabajes para ellos.
Pedro
¿No hay ninguna compañía de seguros que os asegure los envíos de pieles?
Dimitris
Ninguna. Si no te lo asegura la misma mafia, la mercancía desaparece seguro.
Pedro
¿Qué te esperabas? La mafia siempre quiere comerse todo el pastel.
Dimitris
Pero sin ella no puedes trabajar.
Pedro
Pues no sé si vale la pena, sinceramente. Una cosa es dar propinas, un porcentaje, la otra es ser un esclavo.
Quizás os deberíais ir de allí.
Dimitris
Quizás, sí, quizás debamos hacerlo.
Déjame que te cuente lo que nos pasó hace unos días.
Fue la semana pasada, nos viene un matrimonio de San Petersburgo. De mediana edad, alrededor de cuarenta años. Ella guapísima, rubia, una de esas eslavas bellísimas, buenos pómulos, ojos rasgados y preciosos labios y…
Pedro
Dimitris que te vas del tema, cuenta qué pasó.
Dimitris
Sí, es verdad, y eso que a mi las eslavas no me dicen gran cosa, ya las tengo muy vistas.
Pedro
Sigue.
Dimitris
Sí.
Querían para ella un abrigo de visón de hembras en color zafiro. Cuarenta preciosos años. Alta y esbelta.
Pedro
Eso ya lo has dicho.
Dimitris
Que era alta y esbelta no lo he dicho.
Pedro
Vale, eso no lo habías dicho, sigue.
Dimitris
Le conseguimos seis modelos distintos en su talla, una 42 perfecta. No era fácil, ya sabes que de ese color hay poco.
Eligieron uno. Una maravilla de abrigo. Siete mil dólares. Después de regatear quedó en cinco mil.
El marido se desabrocha el cinturón y se baja los pantalones, y allí delante de todos, se saca una bolsa unida con unos imperdibles a los calzoncillos y de allí empieza a sacar billetes de cien dólares hasta los cinco mil.
Pedro
Y… ¿dónde está la gracia?
Dimitris
¡Eran nuevos, salidos del banco!
Pedro
¿Y qué?
Dimitris
Impresos por la Reserva Federal de los Estados Unidos el año 1.932. ¿Sabes lo que eso significa?
Pedro
¿1.932?
Dimitris
Sí.
Pedro
Me lo imagino. ¡Dios mío! más de sesenta años escondidos en un calcetín.
Dimitris
Estaban nuevecitos, casi se pegaban los unos con los otros. Recién salidos del horno, impecables.
Pedro
Eran buenos, ¿no? Los comprobasteis ¿verdad? No eran falsos.
Dimitris
¡Claro que no eran falsos!, ¡eran buenísimos!, fuimos al banco con los billetes y el matrimonio ruso. El banco dijo que eran auténticos. Les pedí un certificado, no quería que luego me vinieran con lo contrario.
¿Te imaginas lo que es aquello?
Pedro
Me cuesta, la verdad es que sí. Es la guerra, una guerra distinta a la que hicimos tú y yo. Un país que se ha hundido. ¿Cómo lograsteis el contacto?
Dimitris
Fue a través de los hijos de Niko, él les llama soldados, pero son de la mafia, nada más que criminales, contrabandistas, de lo peor.
Pedro
¿Y a ti te da igual trabajar con esta gente?
Dimitris
¡Claro que no me da igual! Pero es la única manera de trabajar, o es con ellos o no trabajas. Así de claro, así de sencillo.
Pedro
Pues yo no trabajaría
Dimitris
Seguramente tienes razón. Quizás cuando acabe la guerra las cosas mejoren.
Pedro
No esperes nada de eso.
Dimitris
Cuando los americanos se harten
Pedro
Son los alemanes los que tienen que convencer a los americanos.
Dimitris
¿De qué les tienen que convencer?
Pedro
Que si gana Serbia, gana Rusia.
Dimitris
Es lo que quieren la mayoría de griegos, que gane Serbia.
Pedro
¿Qué es lo mejor para los negocios?
Dimitris
Depende de quién es el que haga los negocios.
Pedro
De acuerdo. Te lo diré de otra manera. ¿Qué es lo mejor para los negocios americanos?
Dimitris
No son ellos los únicos que quieren hacer negocios. Además a los americanos no les interesa demasiado una Europa fuerte.
Pedro
Tú, ¿con quién prefieres hacer negocios?, ¿con los americanos o con lo rusos?
Dimitris
Yo con lo griegos. (Soltando una carcajada)
Pedro
¡Ah!, ¿sí?, ¿de verdad?
Dimitris
En realidad no.
Pedro
Pues entonces ya estamos al cabo de la calle. A los americanos no les interesa una Europa débil a cambio de una Rusia fuerte. Con los ingleses ya se sabe, siempre hacen lo que dicen los americanos. Los importantes ahora son los alemanes y su capacidad para convencer a los americanos. Europa central es territorio alemán, eso era así antes y lo volverá a ser. Eso no es negociable.
Rusia que se quede con lo que conserva en Asia que ya tiene bastante trabajo. Ese será el trato. A cambio Europa necesita petróleo y gas.
El dinero lo pondrán los alemanes y las pistolas los americanos con la cobertura de la OTAN.
Dimitris
¿Seguro?
Pedro
¡No tengo ni idea Dimitris!, me lo estoy inventando todo. Mientras los rusos no le saquen provecho al petróleo que tienen y los árabes no molesten mucho, las cosas serán más o menos así.
Dimitris
¿Y si molestan?
Pedro
No sé, depende de cómo molesten. Según como incluso Rusia puede necesitar ayuda americana.
Dimitris
¿Y los americanos les darían esa ayuda?
Pedro
Ya sabes que a los americanos les encanta “ayudar” Hasta que no les llega la mierda al cuello no se preguntan si se han equivocado. Recuerda que Rusia tiene petróleo. Y muchas veces la mejor manera de ayudar es mirar hacia otro lado.
Dimitris
¿A qué te refieres?
Pedro
A Chechenia y al reparto del pastel. Tú sabes mejor que yo cómo está aquello.
Dimitris
¿Y los franceses?
Pedro
Los franceses están atontados, hablan demasiado francés, y eso atonta a cualquiera. Aunque han sido listos en llenar el país de centrales nucleares. No tienen ningún ecologista que se queje, es el país con menos dependencia energética de toda Europa.
Dimitris (Riéndose)
Yo pensaba que tenías Alzheimer.
Pedro
Ya sabes que me gusta la política, pero luego siempre me equivoco ¿Has estado ya en Moscú?