Hemeroteca peletera.
Feltrinelli
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Barcelona, 1 de maig de 2012
Estimat Albert,
Al cel no sonen les trompetes dels àngels ni se
senten tampoc els brams dels dimonis, només m’arriba el batec tartamut de les
aspes d’un helicòpter que deu empaitar manifestants i, de tant en tant, els xiscles
de voltor de les gavines famolenques que assetgen coloms.
Sóc a casa sol, estripo papers, factures, notes,
llenço diaris i revistes de manera enfebrada com si el futur i la policia em
busquessin per detenir-me, emmanillar-me i dur-me a la presó.
Al carrer, a la nostra estimada Ronda, fa un sol
efeminat de primavera, hi ha bombers i mossos arreu i grups de jovenalla que
fan cara d’emprenyats i d’ofesos, entre ells passegen despreocupats homes
pakistanesos, parelles dominicanes i famílies filipines que, com cada diumenge,
treuen a les seves criatures a escampar una mica la boira. A les cantonades,
contemplant el paisanatge amb una meritòria actitud budista, les putes de
sempre, les nostres, les que hem conegut tota la vida, i amb elles els seus
clients de sempre també. Però ara hi ha un canvi, coses de la globalització,
les putes són xineses perquè ja, malauradament, no en queden d’espanyoles ni de
gallegues, es veu que no és feina que vulguin fer les d’aquí, al menys no al
carrer ni de manera tan planera i directa. Crec que ara les natives fan servir
sistemes més sofisticats i més hipòcrites, adequats als temps actuals on tothom
s’amaga darrera de disfresses que no oculten a ningú.
Sigui com sigui és una realitat fefaent, les
orientals de l’Imperi del Centre han desplaçat a la famosa mamella gallega que
tan bons records ens evoca; aquestes d’ara per no tenir no tenen ni pitrera ni
malucs, són tant planes com una post de planxar, els hi manquen formes, corbes
i estil a més de ser poc simpàtiques i molt adustes, esquerpes i gens amables; tot
i que en aquesta feina, es ben cert, no se solen tenir llargues converses,
no parlen tampoc bé l’idioma, ni
el català ni el castellà, si bé de francès i de grec saben dir quatre paraules escadusseres i suficients.
Tot canvia, és veritat, estimat germà, res és
igual ni res és per sempre, cal adaptar-nos als nous temps encara que només amb
l’entusiasme just per no tenir que fer gaire el ridícul ni rebre després
decepcions innecessàries.
Tampoc ens hem d’entristir ni deprimir per la
evolució rara de la vida, ans el contrari, pensa que tota la carn, vietnamita o
empordanesa, val igual, totes tenen proteïnes contrastades que alimenten de la
mateixa manera, i la mar de bé, el cos que l’esperit.
Mentre el cel i els ulls es pintin de pluja i les
taronges de blau hi ha marge i esperança.
Les putes, cal dir-ho encara que els hi sàpiga
greu alguns sentir-ho, donen seguretat i tranquil·litat com una mare o una
perruqueria, són el gineceu, un barem positiu i fiable, un
regulador, un índex clar, fidel i millor que ens indica de manera més rotunda que
el IPC, que el futur arribarà com sempre, ineludible i incert, sí, però
arribarà al cap i a la fi, que l’Apocalipsi no serà demà ni tampoc passat demà.
És bo saber-ho.
Una abraçada del teu germà que t’estima i no
t’oblida.
X.
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De Togliatti al “Che”.
“Hijo de una familia de
madereros milaneses, Feltrinelli fue un producto de la dorada atmósfera
cultural milanesa de los años cincuenta. El esplendor de la intelectualidad
crítica surgida sobre la destrucción del fascismo, trasladó a Milán buena parte
del prestigio intelectual adquirido por el París existencialista de la
inmediata posguerra. Einaudi y Feltrinelli serían los dos editores
instrumentales del esplendor literario milanés originado en el “boom2 de la
novelística de los Pratolini, Pavese, Moravia o Vittorini y sostenido hasta la
aparición de los Bassani, Volponi y el experimental “grupo 63”. Feltrinelli mantuvo buenas
relaciones con el partido comunista italiano hasta los hechos de Hungría.
Entonces no aceptó las cómodas explicaciones oficiales y se convirtió en uno de
los paladines de la desestalinización. Es decir, el origen de la rebeldía de
Feltrinelli, como de la mayor parte de la intelectualidad crítica europea, fue
el rechace del estalinismo y de las malformaciones de la autocrítica interna y
del centralismo democrático.
En este sentido se produjo
el “affaireZhivago”. Feltrinelli fue quien lanzó en Occidente la obra de
Pastenak prohibida en la URSS. Su
lucha contra la supervivencia del estalinismo fue instrumentalizada por el
antisovietismo militante y Feltrinelli recibió la primera lección. A
continuación editó “El gatopardo”. Esta novela había pasado por la mesa de
Vitorini, por entonces director literario de Einaudi, y no había sido aceptada.
Feltrinelli, asesorado por Bassani, la publicó y la convirtió en un “best seller”,
mundial. La espléndida novela de Lampedusa mereció toda clase de
interpretaciones: desde los que opinaron que era una marxistización de la
conciencia de un ilustrado (el príncipe de Lampedusa) hasta los que opinaron
que er un lamento aristocrizante por la perdida historia anterior a la
burguesía. Segunda lección recibida por Feltrinelli: la conciencia lectora del
universo seguía siendo una conciencia lectora religiosa.
El siguiente experimento
“intelectual” de Feltrinelli, y puede decirse que el último, fue el lanzamiento
del “grupo 63”.
Se trataba de un grupo de jóvenes escritores e intelectuales, marxistas en
política y experimentalistas en cultura, abiertos a las tesis del análisis
estructural, interesados por la posición de Pietro Ingrao (1) dentro del PCI o
por la opción de los “socialistas proletarios”. El “grupo 63” compuestos por gentes tan prestigiadas como pueden serlo Eco o
Sanguinetti, encarnaba la aparentemente contradicción entre antidogmatismo
cultural y crítica de la molicie parlamentaria del PCI. Era la misma
contradicción que afectaba a Feltrinelli, entonces admirador de Castro. En 1961
viajaba a Cuba en búsqueda de las Memorias de Fidel. Castro era la gran
esperanza de la revolución real frente a la revolución lentamente tejida sobre las
mesas de conferencias o desde los pupitres parlamentarios.
Y, finalmente, el “Che”.
El modelo del “Che” afectó profundamente a Feltrinelli. Le pareció el ejemplo
de la “revolución consecuente”. Feltrinelli fue el editor, amigo, soporte
político de los “revolucionarios prácticos” de los años sesenta: Torres,
Debray, el “Che”, Castro, Giap, Ho Chi-Minh... A nadie podía extrañar que cuando
en Europa empezaran a configurarse nuevas izquierdas, en parte críticas de lo
autoritario y en buena parte convencidas en el instrumento de la violencia para
el asalto del poder, Feltrinelli hiciera suyas sus reivindicaciones”.
(“Feltrinelli, la
confusión cubrió su vida y su muerte”, Manuel Vázquez Montalbán. Triunfo,
Madrid, 25 de marzo de 1972)
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Barcelona, 1 de mayo de
2012-05-02
Querido Albert,
En el cielo no suenan las trompetas de los ángeles ni se oyen tampoco los chillidos bramidos de los demonios, sólo me llega el latido tartamudo de las aspas de un helicóptero que debe perseguir manifestantes y, de vez en cuando, los gemidos chillidos de buitre de las gaviotas hambrientas que acosan palomas.
Estoy en casa solo, rompo papeles, facturas, notas, documentos, tiro periódicos y revistas de manera febril como si el futuro y la policía me buscaran para detenerme, esposarme y llevarme a la cárcel.
En la calle, en nuestra querida Ronda, hace un sol afeminado de primavera, hay bomberos y mossos por todas partes y grupos de muchachería que hacen cara de enfadados y de ofendidos, entre ellos pasean despreocupados hombres paquistaníes, parejas dominicanas y familias filipinas que, como cada domingo, sacan a sus criaturas a tomar un poco el aire. En las esquinas, contemplando el paisanaje con una meritoria actitud budista, las putas de siempre, las nuestras, las que hemos conocido toda la vida, y con ellas sus clientes de siempre también. Pero ahora hay un cambio, cosas de la globalización, las putas son chinas porque ya, desgraciadamente, no quedan de españolas ni de gallegas, se ve que no es trabajo que quieran hacer las de aquí, al menos no en la calle ni de manera tan sencilla y directa, creo que ahora las nativas utilizan sistemas más sofisticados y más hipócritas, adecuados a los tiempos actuales donde todo el mundo se esconde detrás de disfraces que no ocultan a nadie.
Sea como sea es una realidad fehaciente, las orientales del Imperio del Centro han desplazado a la famosa teta gallega que tan buenos recuerdos nos evoca; éstas de ahora por no tener no tienen ni pechera ni caderas, son tan planas como una tabla de planchar, les faltan curvas, formas y estilo además de ser poco simpáticas y muy adustas, ariscas y nada amables; aunque en este trabajo, bien es verdad, no se suelen tener largas conversaciones, no hablan tampoco bien el idioma, ni el catalán ni el castellano, si bien de francés y de griego saben decir cuatro palabras sueltas y suficientes
En el cielo no suenan las trompetas de los ángeles ni se oyen tampoco los chillidos bramidos de los demonios, sólo me llega el latido tartamudo de las aspas de un helicóptero que debe perseguir manifestantes y, de vez en cuando, los gemidos chillidos de buitre de las gaviotas hambrientas que acosan palomas.
Estoy en casa solo, rompo papeles, facturas, notas, documentos, tiro periódicos y revistas de manera febril como si el futuro y la policía me buscaran para detenerme, esposarme y llevarme a la cárcel.
En la calle, en nuestra querida Ronda, hace un sol afeminado de primavera, hay bomberos y mossos por todas partes y grupos de muchachería que hacen cara de enfadados y de ofendidos, entre ellos pasean despreocupados hombres paquistaníes, parejas dominicanas y familias filipinas que, como cada domingo, sacan a sus criaturas a tomar un poco el aire. En las esquinas, contemplando el paisanaje con una meritoria actitud budista, las putas de siempre, las nuestras, las que hemos conocido toda la vida, y con ellas sus clientes de siempre también. Pero ahora hay un cambio, cosas de la globalización, las putas son chinas porque ya, desgraciadamente, no quedan de españolas ni de gallegas, se ve que no es trabajo que quieran hacer las de aquí, al menos no en la calle ni de manera tan sencilla y directa, creo que ahora las nativas utilizan sistemas más sofisticados y más hipócritas, adecuados a los tiempos actuales donde todo el mundo se esconde detrás de disfraces que no ocultan a nadie.
Sea como sea es una realidad fehaciente, las orientales del Imperio del Centro han desplazado a la famosa teta gallega que tan buenos recuerdos nos evoca; éstas de ahora por no tener no tienen ni pechera ni caderas, son tan planas como una tabla de planchar, les faltan curvas, formas y estilo además de ser poco simpáticas y muy adustas, ariscas y nada amables; aunque en este trabajo, bien es verdad, no se suelen tener largas conversaciones, no hablan tampoco bien el idioma, ni el catalán ni el castellano, si bien de francés y de griego saben decir cuatro palabras sueltas y suficientes
Todo cambia, es verdad, querido hermano, nada es igual ni nada es para siempre, hay que adaptarse a los nuevos tiempos aunque sólo con el entusiasmo justo para no tener que hacer demasiado el ridículo ni recibir después decepciones innecesarias.
Tampoco nos debemos entristecer ni deprimir por la evolución rara de la vida, sino al contrario, piensa que toda la carne, vietnamita o ampurdanesa, vale igual, todas tienen proteínas contrastadas que alimentan lo mismo, y la mar de bien, el cuerpo que el espíritu.
Mientras el cielo y los
ojos se pinten de lluvia y las
naranjas de azul hay
margen y esperanza.
Las putas, hay que decirlo aunque les sepa mal a algunos oírlo, dan seguridad y tranquilidad como una madre o una peluquería, son el gineceo, un baremo positivo y fiable, un regulador, un índice claro y mejor que nos indica, de manera más rotunda que el IPC, que el futuro llegará como siempre, ineludible e incierto, sí, pero llegará al fin y al cabo, que el Apocalipsis no será mañana ni tampoco pasado mañana.
Las putas, hay que decirlo aunque les sepa mal a algunos oírlo, dan seguridad y tranquilidad como una madre o una peluquería, son el gineceo, un baremo positivo y fiable, un regulador, un índice claro y mejor que nos indica, de manera más rotunda que el IPC, que el futuro llegará como siempre, ineludible e incierto, sí, pero llegará al fin y al cabo, que el Apocalipsis no será mañana ni tampoco pasado mañana.
Es bueno
saberlo.
Un abrazo de tu hermano que te quiere y no te olvida.
X.