martes, 24 de febrero de 2009

El peletero/Poesía Fría-El primer canto (y 4)



12 Noviembre 2007

EL LADRÓN

Borges hace hincapié y se lamenta de la escisión producida entre la mera poesía lírica y la narración de historias. En la antigüedad, nos dice, ambas cosas eran lo mismo, su división provocó el nacimiento de la novela, que califica como una degradación de la épica.

Borges manifiesta también que la diferencia fundamental entre una y otra, entre épica y novela radica en que la primera significa el triunfo del héroe, aunque sea a través de su derrota, pues ella siempre consigue ser un modelo y un ejemplo a seguir por los hombres.

La novela, en cambio, representa el fracaso de un hombre, no su derrota y sí su fracaso, que son dos cosas distintas. Y el fracaso de un hombre es el fracaso de ser hombre, pues en uno solo de nosotros estamos representados todos; el héroe, en cambio, únicamente se representa a sí mismo.

Borges también nos señala que en nuestros días los frutos de la épica han sido escasos, cita pocos ejemplos, “Los siete pilares de la sabiduría”, de T. H. Lawrence, “La balada del caballo blanco”, de Chesterton, “Le feu”, de Henri Barbusse, nos cita a Kipling y concluye afirmando que es en Hollywood donde verdaderamente ha proliferado y triunfado la épica, encarnándose perfectamente en el Western.

En nuestro mundo moderno el héroe es una parodia mil veces repetida, un estereotipo. Es una caricatura y al mismo tiempo algo inverosímil. Sólo es el resultado de una fantasía infantil que leen adultos desmemoriados que han olvidado lamentablemente su primer canto.

Cuando esto llega a ocurrir, ese viaje que era de regreso a casa (del que hablábamos en un principio), se detiene al igual que un automóvil averiado y abandonado en la cuneta de una carretera perdida.

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Esas dos palabras, “carretera” y “perdida”, deberían ser las últimas del presente texto. Pero llegados a este final, nos damos cuenta sorprendidos, que no estamos muy seguros de saber qué es aquello que se nos ha averiado, ¿la carretera o el auto?

No lo sabemos, pero al menos hemos intentado emular a Edgar Allan Poe, citado por Borges, cuando afirma que: “un relato debe ser escrito atendiendo a la última frase, y un poema atendiendo al último verso”.

Y eso es precisamente lo que Jorge Luís Borges llama un relato con truco. Y un truco sí que es una verdadera ausencia en lo real, o al menos en algún bolso o bolsillo.

Hemos conseguido cerrar el círculo al descubrir que en alguna parte hay un ladrón que se ríe de nosotros con sus trucos.

¿Qué nos roba?

¿Nos roba las lágrimas?

¿La risa?, ¿acaso la ira?

¿O nos roba la vida?

Sí sabemos al menos que “Lost Highway” es una de las mejores películas de David Linch, en la que se produce un perfecto bucle temporal, no sabiendo el espectador, cuando en realidad empieza o termina la historia. Nos encontramos así atrapados en el tiempo, como si la realidad nos hubiera expulsado de su seno. Como si se hubiera producido una ausencia en lo real.

¿Es así?

No podemos estar seguros, solamente decir que:

Wallace Stevens (a partir de ahora W. S.) afirma que un poema produce una ausencia en lo real.

¿Una abertura?

Esa es una muy buena metáfora, poderosa, elaborada y evocadora de un bien valioso que nos es hurtado, aunque luego, tal y como el mismo W. S. reconoce, nos sea devuelto, en justa reciprocidad.

Y en forma de poema.

(…)