viernes, 30 de abril de 2010

El peletero/Tres/Una


1 Febrero 2010

Una.

Te llamabas Paulina López y vivías debajo de un cielo bañado de luna. Eras guapa, eras ancha y atesorabas mares y valles en apenas un solo trazo.

Como si fueran zarpas no pude defenderme de tus cuatro rayas, líneas y tildes, en ellas escondías más de seis mil volcanes en menos de tres mil runas.

Eras un mar de letras en un solo perfil, siete círculos, diez triángulos, y unas cuantas paralelas y paréntesis rojos en tus dos mil pliegues, en tus ochocientas bocas y en tus incontables fuentes ferruginosas.

Estabas hecha de paredes, de bóvedas y de puentes, de túneles, de estrías y de arrugas invisibles o inexistentes. Eras un castillo y una Catedral, fuiste un desafío pintado en mil banderas clavadas a lo largo de un río.

Brillabas como una antorcha en pleno día, no tenías noche o tal vez la ocultabas, y tras la lluvia solamente hallaba en ti una niebla clara, una calma extraña, una sombra extendida en una estepa ancha y leve, era entonces cuando el arcoballeno desaparecía y algo negro se liberaba.

Si permitimos que un rayo solar atraviese un prisma, la luz se descompondrá en sus distintos colores, en un espectro. Sobre su fondo continuo multicolor hallaremos también líneas oscuras y claras que nos indicarán los elementos básicos de su composición íntima, tal vez gases nobles, o bien elementos ligeros o quizás transuránicos, tan pesados como quebradizos, inestables y frágiles.

Lima, ámbar y oro, rojo, naranja y amarillo, también verde, azul y violeta, y con un poco de suerte el añil entre la marina, la fresa y la mora.

Entre el vuelo del azor, del águila y del halcón.

jueves, 29 de abril de 2010

El peletero/Bienvenida (2)


29 de enero de 2010

El peletero/Bienvenida (1)


27 de enero de 2010

Cuando seamos adultas queremos ser pacifistas en una gran guerra.

martes, 27 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (y 7)


25 Enero 2010

El fuego y el azar, el vaso, la jarra y unos ajos para blanquear de iridiscencias lechosas el agua.

¿Ha estado usted en África?

Me estaba tomando un café con un vaso de agua en uno de los bares del intercambiador de autocares de Zaragoza, aprovechando una muy corta parada que realizaba el que me llevaba a Madrid desde Barcelona. El edificio era el mismo de la estación del AVE, el tren de alta velocidad que unía las dos ciudades. Sentado en una pequeña mesa releía “El africano” de Le Clézio cuando una mujer se me acercó, y, sin ninguna clase de preámbulo, me preguntó si conocía el continente africano. Le respondí que de África solamente había visitado Egipto y le pregunté a mi vez si ella había estado allí.

¿Y usted?, ¿conoce África?

Me respondió que no, pero que deseaba y esperaba hacerlo pronto, que estaba ahorrando para el viaje.

Me callé y la miré, y mientras ella también me miraba caí de pronto en la cuenta que el autocar que debía llevarme a Madrid había partido ya con mi pequeña maleta en su vientre, y yo me había quedado en tierra.

Pasamos la noche juntos, hospedados y acostados en la cama de una pensión sencilla del barrio del Pilar, y hablamos del África que no conocíamos ninguno de los dos.

A la mañana siguiente leí en un periódico que el autocar que perdí había sufrido un accidente, y que la mayoría de sus pasajeros habían fallecido carbonizados.

Ella se había marchado pronto y sin despedirse, cuando desperté no hallé a nadie al otro lado de la cama.

Compré un nuevo billete y al cabo de unas horas llegué a Madrid sin mi maleta. No traté de recuperarla, supuse que debía de haberse calcinado junto con todo lo demás.

lunes, 26 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (6)


22 Enero 2010

La boca y un pato colgado de la pared.

“¿Por qué tratas de controlar aquello que no puedes disimular?”, le preguntó ella con aire enojado, "pareces un pato tratando de caminar".

“Porque soy un caballero”, le respondió su marido herido por los celos.

“Eres un hipócrita”, le espetó ella.

“Estás equivocada, no me interesan las mentiras, pero me seduce la verdad”, le contestó alzando la mirada y orgulloso de sí.

“No comprendo qué quieres decir”, afirmó con aire inocente.

“Vas en busca de sentimientos como un perro hambriento tras un hueso”. Al responder, el sudor dejó de resbalarle por su rostro y se detuvo formando pequeñas gotas en la comisura de su boca que trataba de sonreír.

“¿Crees que tus palabras me ofenden?”, le preguntó su esposa, procurando que las suyas adquirieran un tono irónico.

“Claro que no, querida, ya sé que no te ofenden, solamente hay un ser en este mundo al que puedo ofender”.

“¿A quién?”

“A Jesús”, le respondió tajante y con aire tan sereno como forzado.

“No me hagas reír”, le respondió ella tocándose la enorme barriga de embarazada a punto de parir. “A cuento de qué me nombras ahora a Jesús, hace años que dejaste de ser cristiano”.

“Dejé de serlo, pero lo fui, lo fui como lo fuimos todos, no lo olvides, todos fuimos eso, cristianos”, reconoció avergonzado.

“No consigues desprenderte del sentimiento de culpa y del temor al castigo, me das lástima, esposo mío”, lo acusó ella, segura y convencida de sus palabras.

“En cambio tú te crees impune, querida mía. Ésa es una mala manera de ser libre”. Le respondió triste y decepcionado, mirando entre sorprendido y desilusionado el vientre hinchado de su esposa.

“¿Impune?, no te entiendo, soy hija de mi tiempo, nada más”. Y se fue.

(La anterior conversación es un parafraseo desordenado de extractos de conversaciones oídas en: “Syskonbädd 1782”, (“My sister, my Love), película dirigida por Vilgot Sjöman el año 1966)

sábado, 24 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (5)


20 Enero 2010

Los ojos o la verdad, la raya, el gato y un perfume barato.

“Cuando se escribe, se pinta o se dibuja, cuando se fotografía, interpreta o construye, debe tratarse de decir lo importante, arrancarlo de la oscuridad y sacarlo fuera de ese terreno de penumbra y niebla en el que vive”.

Hice una pausa y la miré. Allí estaba, junto con todos los demás, la mayoría mujeres, y la mayoría mujeres mayores como ella. Viudas y divorciadas. Solamente recuerdo a un par de casadas, o al menos eso decía la ficha de inscripción que habían rellenado para poder asistir a mi seminario, “Introducción al Arte”, que una vieja escuela con dificultades económicas me había solicitado para tratar de obtener más ingresos intentando organizar cursos para adultos ociosos. He de reconocer que estaba teniendo éxito, la clase estaba casi llena.

“La esencia de lo fundamental es la oscuridad tamizada. La clave de las cosas, esa llave que abre las puertas, eso a lo que llamamos verdad, rechaza la luz, huye del iris”.

No movía ni un músculo ni tomaba notas como las demás. Vestía un traje chaqueta de cuero negro, recién comprado, de auténtica manufactura y marca Chanel, como a mí me gustaba. Tenía cuerpo para ello. Y lo sabía llevar. Era un animal.

“La verdad es inquieta, nerviosa, apenas conseguimos, con no pocos esfuerzos, que permanezca escasos segundos frente a nuestros ojos”.

Su hermoso pelo blanco se lo había cortado a cepillo, muy corto y teñido con tenues iridiscencias azules. Sus labios finos los llevaba explícitamente rojos por delante de su pálida piel. Los pendientes y el collar eran de perlas auténticas, lucía los que le había regalado su marido, fallecido dos años antes, al celebrar el 30 aniversario de su matrimonio.

“Cuando la contemplamos siempre terminamos embargados por un extraño sentimiento de revelación, de entusiasmo y de frustración también. La verdad es más poderosa que nosotros.”

Debajo de su chaqueta de cuero lucía una simple camiseta negra de algodón de Calvin Klein, sin mangas y muy ceñida. No llevaba sujetador y sus pechos, algo caídos, ni grandes ni pequeños, se marcaban perfectamente gracias a sus pezones bien formados.

“Más tarde, aparece siempre la tristeza y esa alegría inteligente que gusta, al igual que la misma verdad que la ha provocado, de permanecer escondida por entre los rincones olvidados de una estancia demasiado llena de muebles”.

Debajo de la falda de cuero enseñaba unas medias de color carne con ligueros azules. Estaba sentada con las piernas cruzadas y no llevaba bragas. Lo sabía porque yo mismo me las había guardado en mi bolsillo aquella mañana temprano, antes de vestirnos y después de la ducha que habíamos tomado juntos.

“La verdad vive entre el polvo y su fauna salvaje, esos insectos microscópicos, ácaros y toda clase de arácnidos y gusanos de medio milímetro y de medio pelo. La verdad es corta como la misma poesía, como la buena filosofía. Es escueta y simple”.

Era quince años mayor que yo, y era como a mí me gustaría que fuera una mujer, alta y bella, extraordinariamente bella, la más hermosa de todas, como lo es un reptil, como lo eran sus zapatos italianos, de caimán salvaje, como lo era su perla oscura, y su tacón alto de aguja con la punta redondeada y la suela de marfil, de colmillo de loba. Su lengua era de plata, sus ojos negros y sus uñas estaban pintadas de rojo. El color de su piel revelaba que había hecho eso que dicen que se hace cuando se hace eso que dicen.

“La poesía es la verdad del arte, en ella solamente se da aunque sea dándose a la manera de un teorema matemático o de un sexo depilado o peinado con el peine adecuado”.

La clase había terminado y el aula se había quedado vacía.

“La verdad es siempre despiadada, si no, no es verdad y sólo complacencia”.

Anillo navajo de plata con una turquesa en uno de sus dedos y un perfume barato de Killian en su piel.

viernes, 23 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (4)


18 Enero 2010

La piel y otra liebre y un pájaro muertos con fusil.

Desde que su padre le enseñó el oficio de peletero supo que el trabajo manual es estimulante y al mismo tiempo una buena manera de reposar la mente y el cuerpo.

Eso pensaba al mirarla dormir en el centro de la cama. Verla recostada, con la boca entreabierta y el ojo izquierdo escondido entre los pliegues de la almohada, le producía esa sensación de guerra y paz. De olor a lluvia.

Desde el sofá donde se hallaba sentado y desnudo contemplándola, podía olerla y también ver los delicados pliegues de su axila depilada y todo su pie derecho sobresaliendo de entre las sábanas, con sus uñas bien recortadas, con su talón pálido y su tendón sonrosado y ligeramente oscuro, o sucio. Le recordaba a una liebre muerta con fusil.

Cuando trabajas con las manos raramente consigues ver la obra concluida, siempre encuentras mil maneras mejores de terminarla. Balenciaga descosía y montaba una y otra vez las mangas, el elemento más difícil en un vestido.

La piel tiene tacto, olor, color, forma y por supuesto sonido. También posee sabor, pero esa es una cualidad que solamente degustará quien se atreva a ser valiente y curioso, y no tema morder ni besar el centro del mundo.

Una piel bien curtida se adapta a tus manos, que nunca le pedirán más que aquello que solamente puede dar. Sí así lo haces conseguirás construir algo duradero aunque apenas viva un momento.

Todas la pieles tienen su anverso y su reverso, casi como si fueran un verso con su delante y su detrás, con su revés o su envés. Un buen peletero debe de estar mirando siempre la cara y la cruz, el frente y su espalda. Clavar agujas al pelo, marcar con tiza o lápiz el cuero, calcular, sumar y multiplicar, nunca restar ni llegar a cero.

Luego hay que mojarlas, dejar que la humedad las impregne, que aumenten con ella su peso y su elasticidad para después moldearlas a tu conveniencia y necesidad, la tuya y la de ellas.

Eso pensaba al ver la forma de su pecho derecho rendido, descansando, sometido y caído, con su pezón medio enhiesto y medio olvidado y retraído. Al recordarlo erecto tuvo él también una erección. Fue entonces cuando decidió levantarse, ducharse, vestirse e irse. No le dijo adiós porque dormía, tampoco le dejó ninguna nota con ningún número telefónico apuntado y mucho menos un nombre. Bajó a recepción, pagó la cuenta del hotel y pidió que le llamaran un taxi.

Sentado en los asientos de atrás pensó que al llegar al taller pondría música de Debussy mientras recortaba la chaqueta corta de astracán swakara negro, muy acostillado, como a él le gustaba y que había dejado por terminar. Que el cuello sería sin duda de visón pastel claro, quizás tourmaline y los botones de hueso, grandes, indisimulados, como tienen que ser lo botones, francos y descubiertos, casi desabotonados.

jueves, 22 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (3)


15 Enero 2010

Los dedos, un conejo y dos pájaros muertos junto con algunas briznas de paja esparcidas sobre la mesa de piedra.

En el Campo Santo había cuatro árboles como cuatro dedos abiertos, eran cipreses oscuros y viejos.

Otros cuatro bordeaban un prado de trigo alto, listo para la siega, era verano y entre mis dedos había conejos, bastones, espadas y el oro de tus copas que rebosaban dones.

Alcornoques, pinos y leviatanes, ese árbol que dicen que esconde serpientes, lagartos y alacranes gigantes. Saberes, acertijos y premoniciones, cañas, malas hierbas y un par o tres de cruces viejas, ribetes y adornos sencillos entre tus faldas blancas y tus cenefas de colores. Chamizos, nubes y acequias secas.

Parecías un animal salvaje, desnuda y de pie, fiera.

Nuestra ropa en el suelo, el sol alto y cayendo, mi falo enhiesto y subiendo, y mis dedos bailando en tu seno y entrando y saliendo de tu vientre para robarte picas, corazones, tréboles y diamantes.

martes, 20 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (2)


13 Enero 2010

Los pies y una liebre muerta con fusil.

Cuando veas su puño salir directo hacia tu rostro deberás ladear un poco el cuerpo hacia tu derecha, lo suficiente para dejar pasar el martillo. Es entonces cuando habrás de hundir tu espada, toda tu mano y tu brazo izquierdos en su hígado, hasta lo más hondo.

Con tus dedos llegarás a tocar la pared del fondo, con la fuerza y la precisión necesarias para romperla. De esta manera tan fácil habrás ganado la partida y el cuento se podrá dar por terminado.

Antes, solamente pantomima de manos, baile de pies, un poco de cintura y de cadera y un algo de cabeza.

Movimiento de cuello para despistar a tu pareja, que siempre es, en todos los casos, pareja de baile.

Con la piel de la liebre me haré unos manguitos, tengo frío en las manos, hace siglos que no te toco.

lunes, 19 de abril de 2010

El peletero/La filosofía corta (1)


11 Enero 2010

El corazón y un faisán muerto al lado de una bolsa llena de pólvora.

¿Sabes el tiempo que hace que nadie ha entrado en esta habitación?

Antes había gente, algunos se quedaban por un tiempo, otros iban y venían, la música los mantenía siempre alegres y yo era feliz con ellos, viviendo sus vidas. Aquellos fueron unos años locos, ingenuos y excéntricos.

Después tuve que hacer reformas, cambiar la distribución de los tabiques, tirar alguna pared y levantar otra unos palmos más allá. La vacié de muebles, de libros y de trastos, y la gente se marchó.

No sé cómo, pero quedó más pequeña, medio amputada y lisiada, dejó de ser útil y la clausuré. Tapié sus ventanas, sellé la puerta y perdí la llave que medio guardé y olvidé en algún cajón.

Y ahora, no sé por qué razón, tú me pides abrirla de nuevo, eres el primero que quiere entrar después de todo este tiempo. Ya sabes que en ella no hay nada, solamente polvo seco, olor a cerrado y oscuridad.

Me dices que podemos limpiarla, pintarla y adecentarla, darle una utilidad. Aseguras que en ella cabe una cama, una mesita de noche con su lámpara, un armario pequeño en el rincón y una silla en el fondo, al lado de la ventana que da a la calle y de la que podemos colgar unas cortinas de flores pintadas.

Señalas que en la otra pared cabría un espejo y un par de cuadros, aquel retrato que me hiciste antes de conocerme y el paisaje del bosque de pinos que tanto me gusta. Y en el suelo, entre la cama y la puerta, la alfombra que compraste la otra vez, antes de nacer, aquella que es gris y azul, plata y cielo nublado, después de llover.

Me miras con los ojos húmedos y me hablas también de otros colores, del amarillo limón de mi falda, del castaño de los troncos viejos y abatidos, y del blanco inmaculado de mi blusa de algodón que quieres desabrochar.

Dices que te gusta el rojo de mi sangre y el negro que hay en el fondo de mi corazón, crees que contrastan con el color de mis cabellos rubios y con la madera clara de la silla del rincón, ésa que se parece a la que pintó Van Gogh.

Mientras te miro me sigues hablando y entre palabra y palabra me besas, y me pides que te enseñe el brillo de mi dulce rubí, y afirmas seguro que en la habitación cabemos los dos, que aunque la cama sea pequeña podemos dormir juntos y abrazados, y que envueltos el uno en el otro nos podemos besar hasta que el alba se nos lleve como al faisán, ciegos o cuerdos, vivos o muertos.

sábado, 17 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (30)


4 Enero 2010

Per la dreta o per l’esquerra arribaven el Reis d’Orient. Cada dia un trosset, una mica avui, un pam demà, un, dos, tres. Tres per dos que fan sis.

El sis de gener arribaven el Reis d’Orient, venien a adorar el Deu nat, el rei nen, el de tots el primer.

Planells, mapes, maquetes, diorames i pessebres.

Joguines per a nens.

Titelles, nines i figures. L’ull de Déu veu i mira al setè dia, després de treballar i deixar-se mig món per fer.

El trenet arribava puntual després de travessar muntanyes per entre túnels de suro i molsa falsa. No era el rellotge el que donava voltes i sí el cavall de ferro al voltant de la taula abans d’anar a sopar. Per aquelles vies girava el món, per camins de metall entre estovalles de colors que sempre el duien a la mateixa estació, a casa. Els sioux al darrere, perseguint al tren, i l’etern funcionari en cap dels ferrocarrils immortalitzat en plàstic, o en plom, en un permanent gest de donar sortida al proper comboi.

Era un món en miniatura com ho és el món de veritat.

Era el meu.

Per la dreta o per l’esquerra arribaven el Reis d’Orient, un porta barba i dos bigoti.

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Traducció:

Por la derecha o por la izquierda llegaba los Reyes de Oriente. Cada día un trocito, un poco hoy, un palmo mañana, un dos, tres. Tres por dos hacen seis.

El seis de enero llegaban los Reyes de Oriente, venían para adorar al Dios nacido, El rey niño, el de todos el primero.

Planos, mapas, maquetas, dioramas y pesebres.

Juguetes para niños.

Marionetas, muñecas y figuras. El ojo de Dios ve y mira el séptimo día, después de trabajar y dejarse medio mundo por terminar.

El pequeño tren llegaba puntual después de atravesar montañas por entre túneles de corcho i musgo falso. No era el reloj el que daba vueltas y sí el caballo de hierro alrededor de la mesa antes de ir a cenar. Por aquellas vías giraba el mundo, por caminos de metal entre manteles de colores que siempre llevaban a la misma estación, a casa. Los sioux detrás, persiguiendo al tren, y el eterno funcionario jefe de los ferrocarriles inmortalizado en plástico o en plomo, en un permanente gesto de dar salida al próximo convoy.

Era un mundo en miniatura como lo es el mundo de verdad.

Era mi mundo.

Por la derecha o por la izquierda llegaban los Reyes de Oriente, uno lleva barba y dos bigote.

viernes, 16 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (29)


30 Diciembre 2009

“En aquesta ocasió no es trobava davant meu per veurem plorar desconsolat. No hi havia ningú que el dugués al llit i l’allités. No hi havien més paraules que les dites enfront de la paret, ja no podia contemplar els seus ulls de cadernera que em miraren per primera vegada. No hi eren ni ell ni ella per confortar-me amb les seves ferides, les seves nafres i les seves mirades sorpreses i tristes. No podia amagar-me darrere els seus pijames, els seus bolquers i la seva necessitat. No hi havia res més que la meva soledat i el meu estupor. A mi també m’havien partit en dos, la cara i el ventre, cap agulla travessava el meu cos i encara ningú m’havia cosit els meus mil monyons ni les meves dues meitats.

Hi ha quelcom en mi que em mata i em manté viu, no hi ha l’un sense l’altre, no puc deixar d’escriure ni tampoc puc evitar de morir-me amb tu al fer-ho.

Les presents paraules no són cap carta elegant, són només un crit, és la teva mort de sirena, és el teu cos de dona, es el teu rostre d’home, és el ganivet de l’àngel que abat el xiprer, és l’aroma de la meva sang i el meu revés”.

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Traducció:

“En esta ocasión no se encontraba delante de mí para verme llorar desconsolado. No había nadie que lo llevara a la cama y lo arropara. No habían más palabras que las dichas frente a la pared, ya no podía contemplar sus ojos de jilguero que me miraron por primera vez. No estaban ni él ni ella para confortarme con sus heridas, sus llagas y sus miradas sorprendidas y tristes. No podía esconderme detrás de sus pijamas, sus pañales y su necesidad. No había nada más que mi soledad y mi estupor. A mí también me habían partido en dos, la cara y el vientre, ninguna aguja traspasaba mi cuerpo y nadie todavía había cosido mis mil muñones y mis dos mitades.

Hay algo que me mata y me mantiene vivo, no hay lo uno sin lo otro, no puedo dejar de escribir ni tampoco puedo evitar morirme contigo al hacerlo.

Las presentes palabras no son ninguna carta elegante, son solamente un grito, es tu muerte de sirena, es tu cuerpo de mujer, es tu rostro de hombre, es el cuchillo del ángel que abate al ciprés, es el aroma de mi sangre y mi revés.”

jueves, 15 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (28)

28 Diciembre 2009

La Casa abandonada (6)

“Em dius, estimada sargantana, que només pensi en l’amor, que no faci pas altra cosa que dir paraules d’amor. Vull creure, però, dolça amiga, que no he parat mai de dir-les,

Sempre m’he esforçat per trobar les adequades, les més adients, sempre les correctes, sempre les paraules perfectes.

Vull pensar que he fet tot el possible, que he escrit totes les paraules necessàries, totes les que realment he estat capaç.

He de saber que he procurat dir-les per a ells, per als meus pares i per al meu germà, i per a tu també, sargantana meva.

Que totes elles han estat una ofrena.

Que han estat dites per l’amor rebut, no pas per l’ofert, i sí pel que sempre m’han donat sense demanar res a canvi. Per l’amor que ha omplert tota la meva vida, des del principi fins al final i per l’amor d’un dia somiat amb tu.”

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Traducció:

Me dices, querida lagartija, que sólo piense en el amor, que no haga más que decir palabras de amor. Quiero creer, dulce amiga, que no he parado de decirlas.

Siempre me he esforzado por encontrar las adecuadas, las más apropiadas, siempre las correctas, siempre las palabras perfectas.

Quiero pensar que he hecho todo lo posible, que he escrito todas las palabras necesarias. Todas las que realmente he sido capaz.

He de saber que he intentado decirlas todas para ellos, para mis padres y mi hermano, y para ti también, lagartija mía.

Que todas han sido una ofrenda.

Que han sido dichas por el amor recibido, no por el ofrecido y sí por el que siempre me han dado sin pedir nada a cambio. Por el amor que ha llenado toda mi vida, desde el principio hasta el final y por el amor de un día soñado contigo.

miércoles, 14 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (27)


23 Diciembre 2009

La Casa abandonada (5)


Una randa és una punta, l’extrem agut d’alguna cosa, que si és el d’una agulla broda, cus, i també punxa, sigui la punta del dit o la de la mateixa punta. També és aquest teixit lleuger fet per adornar i que pot ésser prim o bé gruixut, de cotó bru, i qui sap si de seda xina o de llana castellana, fins i tot diuen que se’n fa en fil d’or i d’argent, doncs sembla que el metall també s’usa per trenar, teixir i filar, sigui una cadena o una tela per vestir, adornada o senzilla, tant acolorida com grisa, blanca, tenyida o crua, tant bruta com neta, tant misteriosa com una nina russa

Puntes a l’agulla, al coixí o al ganxet, treball delicat i afilat com ta cua llarga, estimada sargantana. Cua que si la talles torna a créixer com ta llengua fina i esmolada que xerra i xerra de tot allò que veu, i tot el que veu ho mira, i tot el que mira ho conta de punta a punta i fil per randa.

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Traducció:

Una randa es una punta, el extremo agudo de alguna cosa, que si es el de una aguja borda, cose, y también pincha, sea la punta del dedo o la de la misma punta, También es este tejido ligero hecho para adornar y que puede ser delgado o bien grueso, de algodón pardo, y quién sabe si de seda china o de lana castellana, incluso dicen que se hace en hilo de oro y de plata, pues parece que el metal también se usa para trenzar, tejer e hilar, sea una cadena o una tela para vestir, adornada o sencilla, tanto colorida como gris, blanca, teñida o cruda, tanto sucia como limpia, tan misteriosa como una muñeca rusa.

Puntas en la aguja, en el cojín o en el ganchillo, trabajo delicado y afilado como tu cola larga, querida lagartija. Cola que si la tallas vuelve a crecer como tu lengua fina y afilada que charla y charla de todo aquello que ve, y todo lo que ve lo mira, y todo lo que mira lo cuenta de punta en punta y punto por punto.

martes, 13 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (26)


21 Diciembre 2009

La Casa abandonada (4)

La sargantana somia.

La sargantana camina.

La sargantana s’equivoca,

i la sargantana plora,

quan busca trista la teva rosa.


TRADUCCIÓ:

La lagartija sueña.

La lagartija camina.

La lagartija se equivoca,

y la lagartija llora,

cuando busca triste tu rosa.

lunes, 12 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (25)


18 Diciembre 2009

La Casa abandonada (3)

La sargantana s’equivoca

quan fita una llebre al prat

o uns ànecs nedant al llac.

Es pensa que són rates, que són cavalls,

o bé que són àligues nedant a ran de mar.


TRADUCCIÓ:

La lagartija se equivoca

cuando avista una liebre en el prado

o unos patos nadando en el lago.

Piensa que son ratas, que son caballos,

o bien que son lagartos nadando a ras de mar.

sábado, 10 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (24)


16 Diciembre 2009

La Casa abandonada (2)

La sargantana escombra el terra

quan camina bellugant

la panxa de dreta a esquerra.

Sa cua balla i sa llengua ensuma

la boira i la flama que perfuma el dia.


TRADUCCIÓ:

La lagartija barre la tierra

cuando camina moviendo

la barriga de derecha a izquierda.

Su cola baila y su lengua huele

la niebla y la llama que perfuma el día.

viernes, 9 de abril de 2010

El peletero/Glosses: converses amb una sargantana (23)


14 Diciembre 2009

La Casa abandonada (1)


La sargantana somia

quan alça el cap i s’imagina

que és un nen o que és una nena,

o bé també que és un cranc de riu

fregit en mel i mort de pena.


TRADUCCIÓ:

La lagartija sueña

cuando levanta la cabeza y se imagina

que es un niño o que es una niña,

o bien también que es un cangrejo de río

frito en miel y muerto de pena.

jueves, 8 de abril de 2010

El peletero/Los cocodrilos del alba (y 10)


11 Diciembre 2009

Las sirenas misticotas.

Siempre ha existido una relación simbólica entre los peces y los seres humanos, ellos pueblan el cielo de remolinos y nosotros el suelo de cadáveres. Entre unos y otros parece haber una extraña simbiosis, una peculiar asociación que ninguno de los dos puede ni desea evitar.

Las antiguas sirenas tenían nombres exclusivos y muy poco seductores para hombres y peces. Se llamaban Pakicetus y Zeuglodon, Aulophyseter y Prosqualodon. Altivas y fieras, estas magníficas bestias, consiguieron llenar los fondos de pecios rendidos y las playas de cuerpos varados y desarbolados.

Por los mares de otros tiempos algunas de ellas navegaron conmigo. Tenían poderosos encantos y practicaban eficaces hechizos a los que yo continuamente me sometía por necesidad y placer.

Frecuenté, disfruté y sufrí a muchas, pero de entre todas, tan espectaculares y soberbias, siempre preferí a una sirena pequeña y modesta que ostentaba una aleta diminuta en su larga espalda gris de piel fría, se llamaba Cetotherium, pero todo el mundo la conocía por Merceditas.

Era una sirena misticota, una que no poseía dientes porque no los necesitaba, en lugar de morder succionaba todo lo que encontraba, fueran gambas o medusas, moluscos o caballitos de mar.

Me gustaba besar su boca desnuda, tierna y desdentada, en ella mi lengua, como si fuera el tentáculo de un calamar, se entretenía con sus encías rosadas, suaves y movedizas, deslizantes, de lado a lado, y de delante atrás.

Siempre sonreía, igual que lo hace una mujer, pero sólo era una sirena, una simple ninfa marina con sus escamas bien dispuestas y alineadas, y sus senos desnudos, ofrecidos y fríos.

Tenía todos los atributos que dicen deben tener las de su especie, torso de mujer y, de cintura para bajo, una plateada y verdinegra cola de pez. Poseía también una bella voz de ballena viajera y presumía igualmente de un profundo perfume a sal.

Con ella el mar siempre se agitaba, se encrespaba sin llegar nunca a convertirse en tempestad.

Cuando la amaba llovía y el fondo se oscurecía, y desde algún lugar recóndito y secreto soplaba un viento inexistente que ondeaba sus cabellos eternamente encrespados, negros y blancos como los caminos y las estelas del mar.

Igual que todas las demás fue la más hermosa que conocí en aquellos mares antiguos de simas inalcanzables, donde nunca tocabas fondo ni terminabas de nacer.

miércoles, 7 de abril de 2010

El peletero/Los cocodrilos del alba (9)


9 Diciembre 2009

Cloacas, alveolos y aguamiel.

Era una monotrema, solamente disponía de un orificio de salida y casi de entrada.

Un alveolo es una celdilla, una cavidad, un hueco, está vacío, no contiene nada excepto aire, con él se pueden construir castillos y puentes celestiales, es el eslabón perdido de una escalera que no nos lleva a ninguna parte. Los seres vivientes y los muertos, las cosas y los eventos, están todos construidos con ojales y lazos, con esos panales alineados igual que el papel taladrado que nos indica por dónde debemos cortar.

Quizás por esa razón su boca estaba llena de ellos con sus dientes engarzados como diamantes de carnicero.

Su cráneo presentaba dos agujeros que lo aligeraban de peso, su corazón era una masa de carne, sanguinolenta y brillante. Cuando lo extirpabas palpitaba, cuando se lo hurtabas huía atemorizado, parecía vivo como un gallo decapitado.

Libélulas y mariposas, saltamontes y alacranes alimentaban su estómago que descendía como un pozo hasta el desagüe que libera las aguas fecales y que solamente nutren a los hongos y a los vegetales.

Efectivamente era una monotrema, el útero, la vejiga urinaria y el intestino desembocaban en una única alcantarilla. Una sola salida común para los huevos, los sólidos y los líquidos del cuerpo, todos ellos evacuaban por el mismo conducto, la “cloaca”.

Pero… cuando bebía sediento y ansioso de ese vertedero inmundo, olía a flores, a perfumes y a bálsamos, a panales y a miel. Las suyas siempre fueron las mejores fragancias y los más dulces almíbares, los aceites más grasos, los ungüentos más limpios. Sus suspiros y jadeos eran más poderosos que los cantos de la blanca ballena, que los aromas de las más elaboradas esencias y que los besos de la mujer más perfecta. Era aguamiel.

El cielo es negro y claro, es un estallido, un rayo y el cuchillo que rasga el vientre de un tiburón, que te corta el cuello, que te mata, que te despoja como un ladrón. Ella era el escualo, la flecha y el corazón.

Era el tesoro y el cofre, la perla y el caparazón. Ella era el camino y también el callejón.