24 Noviembre 2008
Como cuando tú te callaste.
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Hoy estuvieron todo el día disparando. Lo soltaban todo. Desde fusilería y morteros hasta artillería pesada, y creo que algo más que no sé qué era.
Empezaron temprano, yo miraba al norte y pude ver el fogonazo con mi ojo derecho y agachar la cabeza, ella estaba de espaldas y cayó casi porque sí.
La bala le entró por el riñón izquierdo y le salió por el estómago, salió de ella y ella brotó de aquel agujero de bala y con ella se escapó algo más que un líquido trasparente que parecía agua.
Se dio cuenta inmediatamente que se moría rápido, casi porque sí.
Creo que porque sí empezó a llover agua y algo de fango, era agua sucia. Tronó y relampagueó de verdad mientras aquellos disparaban también de verdad. Del cielo caía de todo.
No sé todavía si me has amado, pensé, mientras la miraba morirse deprisa.
Mi mano trató de evitar la hemorragia. Dijo algo, me miró, sonrío y murió.
Lo soltaban todo, y algunas cosas más que ni ellos mismos sabían qué era.
Me arrodillé, agarré el fusil ametrallador, monté el arma, asomé la cabeza y comencé a disparar mientras ellos nos disparaban.
Mientras ellos nos disparaban…
…nosotros también les respondíamos con todo lo que teníamos que no era mucho pero era lo que había y lo que había lo lanzábamos como podíamos con todo el dolor de nuestros cuerpos abatidos y nuestros corazones abandonados en el camino que lleva al mar…
…por ese camino corríamos desesperados y huíamos y disparábamos y mientras partíamos y nos íbamos buscábamos el rumor de alguna ventana abierta en una puerta erguida o el olor de tu falda rota que rota aleteaba y volaba y con ella nos elevábamos y nos caíamos y mientras disparábamos llovía agua de verdad y tronaba fuerte desde aquellas nubes que llenaban todo el cielo que nunca más volvió a ser inmaculado…
…ella yacía a mi lado embarrada cuando me di cuenta que yacía a mi lado embarrada.