martes, 23 de marzo de 2010

El peletero/Los cocodrilos del alba (2)


20 Noviembre 2009

Las patas del ángel

Había días que pensaba que era un ganso pecoso de Australia, y otros una simple ave zancuda de extremidades largas. Siempre me han gustado las mujeres de piernas de jirafa, de caballo recién nacido o de grulla asilvestrada.

Sin embargo, los patos, y la mayoría de las aves marinas, son paticortos aunque muestran algunos de los mejores picos de todo el universo femenino. Las hembras oceánicas, como las pardelas, tienen los brazos delgados, los pies grandes y los agujeros de la nariz profundos como si fueran unos orificios tubulares. Yo prefiero los colimbos por humildes, pero las más bellas entre todas son las garzas y los ibis sagrados con sus bocas en forma de flecha y su cuello de azagaya lista para disparar palabras.

Marta parecía usar zancos, cuando se calzaba los zapatos de fiesta tocaba el cielo. Yo siempre la admiraba desde el suelo, y aunque la pobre no volaba mis dedos ni la rozaban.

Tenía el pico negro y la lengua dura de mujer, pero todavía conservaba los dientes como si no quisiera olvidar su pasado de pájaro joven.

3 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

Milord, y yo que creía que el Ibis era un sapo. Bueno, un sapo al menos en este poema de José Emilio Pacheco:

Ibis

"Quién como yo" croa Ibis a medida que se hincha de vanidad.
"Soy el mejor poeta de esta charca. Nadie me iguala, nadie me aventaja. Soy el más grande, el único, el supremo."

El sapo guarda silencio y contempla su efigie en las aguas turbias. Un minuto después vuelve a croar:

"Soy el mejor poeta, soy el más grande".

"Eras", dice la garza y engulle a Ibis.

"No hay nada perdurable", sentencia impávida la rana. "Lo que asciende desciende. Lo que ha empezado acabará también. La arrogancia encuentra siempre su castigo."

El coro de la charca entona un breve elogio fúnebre de Ibis -y no vuelve a acordarse del sapoeta.


De su último libro 'LA EDAD DE LAS TINIEBLAS'.

Saludos.

El peletero dijo...
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El peletero dijo...

Apreciada Sofía, en la “Edad de las Tinieblas” todo es posible, cualquier cosa puede suceder, incluso que un Ibis sea un sapo, un pato o un paso de palo santo.

Gracias por lo de Milord, pero es inmerecido.

Saludos.