martes, 24 de marzo de 2009

El peletero/Poesía fría-El primer paso (2 de 4)



28 Diciembre 2007

El primer paso siempre es un paso de baile.

(Il pellicciaio)

Detrás de una mujer que baila hay un hombre que bebe de manera enloquecida.

(“At last the secret is out” W.H. Auden)

TODO

Una vez resucitado Lázaro, se cuenta que permaneció en su casa con su familia hasta su segunda muerte, esta vez definitiva.

Existe sin embargo otra versión distinta. Esta última cuenta que una vez hubo salido el desconcertado Lázaro de su tumba, envuelto aun en la mortaja, se puso a andar sin un rumbo claro, pero decidido. Así lo vieron salir del camposanto y así lo vieron continuar hasta perderlo de vista. Su familia lloró esta nueva pérdida. Unos lo siguieron un tiempo, hasta que cansados abandonaron.

Se cuenta que los resucitados no vuelven a morir y se cuenta también que Lázaro sigue caminando sin desfallecer.

(“El cielo y el Polvo”, texto apócrifo perteneciente a las “Crónicas de los Reyes Mellizos”, rescatadas por Saverio Cuchiao di Tommasso “Il pellicciaio”)

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Imaginaros que lo tenéis todo, pero todo es mucho, tanto que es un tesoro que debéis guardar en un cofre.

Pero todo, a pesar de ser mucho, es todo lo que hay, y nada más, y eso es indudablemente demasiado poco, tan poco que el cofre puede ser una simple caja de zapatos o la jaula de un ruiseñor.

Ambas cosas no lo son todo, pero son sin duda unos tesoros.

Que lo son los zapatos lo prueba lo gastados que están y que lo son los ruiseñores lo prueba lo frágiles, inocentes y confiados que son, tanto, que sólo Dios puede responder por ellos, de sus colores, de sus vuelos, de sus cantos y también de sus asesinatos si los hubiere, que seguro que sí los habrá pues siempre los hay.

Bienaventurados entonces los simples porque de ellos será el reino de los Cielos: de las milanas, de los ruiseñores, de las águilas, de los buitres y de todos aquellos que a pesar de haber sido injustamente expulsados del Paraíso se siguen comportando como si no se hubieran ido.

Los demás habremos de cerrar con llave el cofre, calzarnos los zapatos, obedecer la orden de levántate y anda, y cargados con el tesoro empezar a caminar hasta dejar la tierra tan lisa como una bola de billar.

Sólo entonces se nos permitirá parar, descansar y contemplar la inconmensurable belleza del paisaje que nuestros cansados pies habrán fabricado paso a paso.

(“El cielo y el Polvo”, texto apócrifo perteneciente a las “Crónicas de los Reyes Mellizos”, rescatadas por Saverio Cuchiao di Tommasso “Il pellicciaio”)

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