11 Febrero 2009
7. La ruina.
Sea como sea, esas son cosas que ya no nos incumben, estamos a salvo de ellas, libres de su influencia, para nosotros dos ahora la cuestión es otra. Desconozco qué deseas, peletero, pero yo quiero conseguir un final pactado, o al menos sabido. Piensa, querido amigo, que a estas alturas, a mediados del siglo XXI, habitamos un mundo futurista y post-ecologista, tú eres una buena prueba de ello. Si hubieras vivido lo suficiente habrías vuelto a ser necesario y vestirías de nuevo a mujeres y a hombres con pieles de animales.
Sí, ya lo sé, trabajo la piel y aunque cuentan que me maté tras una curva soy un viejo ya, y eso siempre es futurista, ¿verdad? Sin embargo no seas tan confiado, Gordo, tú sabes que nunca se está libre ni lejos del peligro, del pecado dirían algunos, del infortunio del alma, de la voluntad rendida, ni siquiera cuando se está muerto como dicen que estoy.
Claro, tienes razón, hay que permanecer siempre atento. Yo tengo la edad que tú quieres darme, pero a ti los años te acercan persistentemente al futuro, eres ciertamente un peletero y eres también un “black collar”, arruinado perpetuamente, en un estado de pobreza económica que ya se ha convertido en una forma de vida propia, sui generis y que difícilmente el Estado permitirá que puedas superar, ya lo sabes, ¿no es cierto, peletero? ¿Eres consciente de que has terminado siendo expulsado por el sistema que siempre defendiste? Piensa, al menos, que cuando los señores de la guerra esparzan sus bombas atómicas como racimos de cerezas estarás tan lejos en el tiempo que nadie te recordará, nadie podrá entonces tocarte, estarás a salvo, no de la muerte porque ya estás muerto, pero sí de males peores, la vulgaridad y la memoria, habrás logrado pasearte como un fantasma por este mundo y a pesar de ello ser el hijo de los mejores padres y el hermano del mejor hermano. No es un mal balance, peletero. Además, has bien amado a más de una mujer, un par creo, ¿no? Por cierto, la RAE dice que un “oxímoron, del griego ὀξύμωρον, es una “Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; p. ej., un silencio atronador. Sí, lo estás, estás muerto, no me mires de esa manera, te estrellaste contra un árbol al salir de una curva, deberías recordarlo, peletero.
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