lunes, 6 de julio de 2009

El peletero/Cartas de una Dama muy seria (3 de 9)


9 Julio 2008

13 de diciembre

Amor mío, de vez en cuando “news are good news too”

Esta mañana ya sabía que habría noticias buenas. Luis, al despedirse, me ha guiñado un ojo y yo, desde la cama, le he sonreído con cariño. Los mejores pronósticos se han cumplido, al mediodía me ha llamado para darme la buena noticia. Este ascenso significará la culminación de un largo proceso que todavía no ha terminado y en el que los dos hemos sido parte. Luis y yo. Ambos hemos luchado, sufrido y ganado.

Esa felicidad que siento la quiero compartir ahora contigo, mi tesoro, y se multiplica por el hecho de escribirte. En mis cartas quiero anticipar todo el placer que voy a sentir al verte y toda la felicidad que deseo obtengas de mí.

Cada mañana, ya lo sabes amor mío, lo primero en que pienso es en ti, al abrir los ojos te imagino a mi lado, medio tapado por las sábanas y medio desnudo. Son momentos tiernos y excitantes. Luis se levanta temprano y me deja sola en esa cama enorme que compartimos él y yo. Es en ese instante delicioso, aún entre las brumas del sueño y el despertar, cuando más te quiero, cuando estás conmigo en mi corazón, abandonado en tu sueño, indefenso para mí. Cuando te pienso y te deseo, te imagino a mi lado tal cual te veo en esas fotos que me envías a veces con la malvada intención de ponerme nerviosa, y termino mojándome, inevitablemente.

Ya sabes que me dediqué a la economía porque me gustaba y porque pensé que tendría más salidas profesionales, es cierto, aunque también somos muchos más los que buscamos. A mí me hubiera gustado ser topógrafa, trabajo de campo, dibujar aquello que no tiene forma como ahora tú mismo, amor mío. Dibujar el paisaje sin alterarlo, ni con máquinas excavadoras ni tampoco con pinceles y telas. Aceptar la tierra y el agua que fluye de mí, mi espacio vital, mi área de seguridad y aprender a vivir fuera de ella, en plena incomodidad y molestia. Vivir en el azar, en peligro. Sola. Sin depender de nadie, ni siquiera de la opinión de otros, sin pedir consejos, vivir sin eco. No quiero que la pelota regrese a mí, no quiero tener en frente una pared. Por eso te tengo a ti, mi vida.

Luis me ha invitado a cenar esta noche, quiere celebrar conmigo su ascenso. Estoy tan feliz, cielo. He pensado regalarle algo, pero ya tiene de todo. Quizás un libro, a él le gusta mucho la filosofía, ya te lo he contado, en la oficina le llaman “Sócrates” por ese aire de sabio que tiene. Voy a salir a comprarlo, algo encontraré, pero antes llamaré a la canguro, los niños todavía son demasiado pequeños para quedarse solos en casa.

Quizás la “Historia de la filosofía occidental” de Bertrand Russell. Me la recomendaste tú, ¿verdad?

Te adoro.

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