sábado, 17 de julio de 2010

El peletero/La aguja del pajar (20)


30 Junio 2010

Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.

20. El siglo XX.

El siglo XX fue, como todos, un pasado imperfecto, un tiempo también de alucinados y charlatanes que siguieron vendiendo paraísos tan falsos como verdadero es el purgatorio. Edenes y elixires que lo curaban todo, pero que no hacían más que predecir anticipadamente una muerte anunciada y proclamada a los cuatro vientos por los trovadores de una nueva era, tan deseada como si fuera el mismo pecado, la misma manzana que comió Eva. Fue un viaje extraño en el que los sueños infantiles debían cabalgar tormentas, un mundo poblado de heroínas alucinógenas y fantasmales que habitaban demoníacos olimpos artificiales. 

Todo terminó desintegrándose más allá de la nube de Oort, o deslizándose por una suave colina tapizada de blanca nieve, montando caballos indomables que parecían unicornios y que no eran más que nuestros queridos y famosos rinocerontes borrachos y gordos, máquinas de hojalata que atravesaban a toda velocidad carreteras perdidas que no llevaban ya a ninguna parte, para fallecer en ellas solos, con el cuerpo roto y en un suelo sucio. 

Muriendo y matando en mil revoluciones, generaciones de jóvenes y ancianos no han hecho más que llenar, anegar y sepultar, como hicieron sus propios padres antes, el mundo de daño, dolor y luto.

Esa es la historia del siglo XX y la del mundo.

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20M
-“Un día me preguntaste si me cansaba comportarme como hombre siendo mujer. Comprendí rápidamente tu pregunta y la intención que no escondía, pero... ¿qué podía responderte? Era una pregunta trampa, te sentías resentido conmigo por algo que no podías controlar, quizás porque tú no eras capaz de hacer lo que yo hacía al ser una mujer. Te decía sin convicción que solamente tenías derecho a reprocharme que te compartiera con otro hombre, pero que todo lo demás no era asunto de tu incumbencia, a decir verdad tuyas únicamente eran las horas que pasaba contigo, el resto era mío. Sí, ya sé que las cosas no deben ser eso, pero... ¿qué podía responderte?, ¿qué podía hacer?, ¿querías ser él o sólo estar tú?” (La madeja. Cartas a un amigo.)

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20H
-“¿Quieres que te hable de Coco?, ¿tienes celos?, ¿no?, no te creo. Yo sí los tuve, y muchos, y los tuve de sus numerosos amantes y aciertos, me supo mal no haber sido uno de ellos, tuve celos de su independencia que traté de igualar y que nunca conseguí. ¿Cómo?, imaginándote. Escucha, deja de tocarme y besarme y presta atención, Capítulo 1º: Coco inventó el collar de perlas irregular donde ninguna de las perlas ensartadas tiene el mismo tamaño. Eso dicen que ocurrió de forma casual al rompérsele el que llevaba y procurar repararlo de forma descuidada. Sea como fuere eso que hizo consistió en desigualar aquello que era igual. Ni el arte japonés logró una proeza semejante con sus jardines de piedras. Esa gesta es de la misma categoría que la que aconteció en el Cosmos después del Big Bang, y que todos los astrofísicos intentan averiguar preguntándose por qué diablos sucedió eso tan misterioso que consiste en que de lo igual salga lo desigual.” (El hilo. Cartas a una amiga.)


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