martes, 24 de mayo de 2011

El peletero/Amor y hierro (10 de 15)

Amor y hierro. (10)

¿Las máquinas son nuestro hermano gemelo que no llegó a nacer? ¿Nos falta la otra mitad de nosotros mismos?

Maniquís de escaparate, figuras de belenes, santos y vírgenes de madera, polichinelas de trapo, soldaditos de plástico, de barro o de plomo, muñecas hinchables y espantapájaros. La lista sería interminable.

Y el sempiterno osito de peluche.

¿Lo similar apela y llama a lo que se le parece?

Los seres invisibles no tienen apariencia, pueden ser un simple trozo de pan o un sorbo de vino. También un bosque, una fuente, un río, incluso una montaña o una tormenta desatada, el cielo y el mar.
Sin embargo, la similitud física y formal con nosotros, los seres humanos, no es trivial ni es tampoco ninguna anécdota simple ni fuera de lugar. La ayuda y la muleta, la conversación y la compañía que nos proporcionan siempre son necesarias, todas ellas dibujan un camino de doble vía en el que la comunicación silenciosa debería ser un requisito indispensable. Pero, ¿qué clase de comunicación?, ¿un simple acomodo?, ¿una eficaz ergonomía en los cuerpos?, ¿una mera información práctica, útil, funcional?, ¿una nota, un parte?

¿Una orden?


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