jueves, 14 de febrero de 2013

El Peletero/Set somnis (Primera part)


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Set somnis. (Primera part)

En Tom Waits va popularitzar el 1997 una cançó en el seu àlbum Els anys salvatges de Franck que al menys en el títol, Innocent when you dream, em recorda el famós poema d’en J.V. Foix, És quan dormo que hi veig clar.

L’altre dia, al veure de nou la pel·lícula Smoke a la televisió, vaig tenir una estranya premonició sentint al T.W. cantar-la a l’escena final quan es narra, en imatges mudes i en blanc i negre, un conte de Nadal del que ja n’he parlat en una altra ocasió, la seva cançó fa de banda sonora i acompanya la història.

El relat nadalenc que explica el protagonista, interpretat per en Harvey Keitel, és una història de casualitats en bona part buscades, d’enganys innocents i ben intencionats tot i que la lletra de la cançó és una mena de lament per alguna promesa incomplerta.

I made a golden promise
that we would never part
I gave my love a locket
and then I broke her heart

En ella el consol, o la ironia que també consola, es troba quan diu en la tornada que: but you're innocent when you dream.

Però... és així?, he is really innocent when he dreams?

J.V. Foix, en canvi, és molt diferent, no és pas cap lament ni hi ha en el poema cap promesa no complerta, tot el contrari, és un cant vital, un poema que expressa la joia de viure, mig surrealista com li toca ser-ho a un somni on les regles dels significats nocturns no es corresponen exactament amb la lògica sintaxi de la vigília.

Al bassal de sota l’era,
Em vesteixo d’home antic
I empaito la masovera,
I entre pineda i garric
Planto la meva bandera;
Amb una agulla saquera
Mato el monstre que no dic.
És quan ric que em veig gepic
Al bassal de sota l’era.

Per què s’ha de veure gepic quan riu content al plantar la seva bandera i matar, amb una agulla sequera, el monstre que no diu després d’empaitar, com un faune vestit d’home antic, a la masovera al bassal de sota l’era? Potser perquè és quan dorm que hi veu clar foll d’una dolça metzina?

Quina classe de metzina pot arribar a ser dolça sense deixar de ser una metzina?

Només els bojos i els borratxos diuen que diuen la veritat, però, com afirma avui mateix l’Antoni Puigverd a la Vanguardia -encara que ho fa parlant d’altres afers de l’actualitat espanyola, però que serveixen igual pels contes de Nadal-, “no hi hauria cap disfressa més eficaç que la veritat: ningú no se la creuria. La veritat ja no és versemblant”.

Però... és així?, és quan dorm que hi veu clar?

El cas és que la premonició em va assaltar com un bandoler ho fa al mig d’un camí solitari. Sense miraments ni pietat, de sobte i per sorpresa, sense saber cóm em va prendre la bossa i també la vida, d’una revolada, en un tres i no res, em va tallar el coll d’una ganivetada neta i em va deixar morir dessagnat com un gos malalt i pollós a la vora de la carretera.

Em vaig espantar, no estava preparat per morir encara, tan aviat, tot sol, necessitava companyia, algú que m’ajudés a ben morir vestit d’home antic, no tenia tampoc a cap masovera a prop a la que empaitar, era de nit, era tard i només m’esperava un llit massa gran perquè tothom que estimo viu literalment a les antípodes, a Madrid o a Auckland, a Ciutat del Cap o a Shangai, a Trujillo o a Buenos Aires, tot i que tampoc no tenia jo pas cap dret, val a dir, a atabalar i amoïnar a ningú amb les meves cabòries i la meva mort, amb les meves manies i pors, amb les meves tonteries i al·lucinacions de moribund.

Vist el panorama de silenci i de solitud regnant a casa vaig decidir, doncs, recollir les restes del sopar, els plats de la taula per deixar-los en remull a la pica de la cuina i anar-me’n a dormir.

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Siete sueños. (Primera parte)

Tom Waits popularizó en 1997 una canción en su álbum Los años salvajes de Franck que al menos en el título,
Innocent when you dream, me recuerda el famoso poema de en JV Foix, És quan dormo que hi veig clar.

El otro día, al ver de nuevo la película Smoke en la televisión, tuve una extraña premonición sintiendo a T.W. cantarla en la escena final cuando se narra en imágenes mudas y en blanco y negro, un cuento de Navidad del que ya he hablado en otra ocasión, su canción hace de banda sonora y acompaña la historia.

El relato navideño que explica el protagonista, interpretado por Harvey Keitel, es una historia de casualidades en buena parte buscadas, de engaños inocentes y bien intencionados aunque la letra de la canción es una especie de lamento por alguna promesa incumplida.

I made a golden promise
that we would never part
I gave my love a locket
and then I broke her heart

En ella el consuelo, o la ironía que también consuela, se encuentra cuando dice en el estribillo que:
but you're innocent when you dream.

Pero... es así?,
he is really innocent when he dreams?

J.V. Foix, en cambio, es muy diferente, no es ningún lamento ni hay en el poema ninguna promesa no cumplida, todo lo contrario, es un canto vital, un poema que expresa la alegría de vivir, medio surrealista como le toca ser a un sueño donde las reglas de los significados nocturnos no se corresponden exactamente con la lógica sintaxis de la vigilia.

Al bassal de sota l’era,
Em vesteixo d’home antic
I empaito la masovera,
I entre pineda i garric
Planto la meva bandera;
Amb una agulla saquera
Mato el monstre que no dic.
És quan ric que em veig gepic
Al bassal de sota l’era.

¿Por qué tiene que verse jorobado cuando ríe contento al plantar su bandera y matar, con una aguja de saco, el monstruo que no dice después de perseguir, como un fauno vestido de hombre antiguo, a la masovera en la charca de la era? ¿Quizá porque es cuando duerme que ve claro loco por un dulce veneno?

¿Qué clase de veneno puede llegar a ser dulce sin dejar de ser un veneno?

Sólo los locos y los borrachos dicen que dicen la verdad, pero, como afirma hoy mismo Antoni Puigverd en la Vanguardia -aunque lo hace hablando de otros asuntos de la actualidad española, pero que sirven igual para los cuentos de Navidad-, "no habría ningún disfraz más eficaz que la verdad: nadie se la creería. La verdad ya no es verosímil".

Pero... es así?, es cuando duerme que ve claro?

El caso es que la premonición me asaltó como un bandido lo hace en mitad de un camino solitario. Sin miramientos ni piedad, de repente y por sorpresa, sin saber cómo me robó la bolsa y también la vida, de un plumazo, en un santiamén, me cortó el cuello de una cuchillada limpia y me dejó morir desangrado como un perro enfermo y piojoso al borde de la carretera.

Me asusté, no estaba preparado para morir aún, tan pronto, solo, necesitaba compañía, alguien que me ayudara a bien morir vestido de hombre antiguo, no tenía tampoco a ninguna masovera cerca a la que perseguir, era de noche, era tarde y sólo me esperaba una cama demasiado grande porque a quienes amo viven literalmente en las antípodas, en Madrid o en Auckland, en Ciudad del Cabo o en Shangai, en Trujillo o en Buenos Aires, aunque tampoco tenía yo derecho, valga la expresión, a agobiar y a inquietar a nadie con mis congojas y mi muerte, con mis manías y miedos, con mis tonterías y alucinaciones de moribundo.

Visto el panorama de silencio y de soledad reinante en casa decidí, pues, recoger los restos de la cena, los platos de la mesa para dejarlos en remojo en el fregadero de la cocina e irme a dormir.

6 comentarios:

Antígona dijo...



¿Se está alguna vez preparado para morir? ¿Estaremos alguna vez preparados para morir? Me gustaría pensar que sí, pero lo veo difícil. Más bien creo que, llegado el momento, siempre sentiremos el deseo de postergarlo un poco más porque nos dará por pensar en que aún nos falta algo por hacer, en que aún nos falta a alguien por ver y de quien nos gustaría despedirnos. Aunque no sé si también, como le sucedió a usted el otro día, pensaremos que no tenemos derecho alguno a molestar a nadie con nuestros deseos y necesidades de moribundo o a reclamar un poco más de tiempo que siempre, de eso no me cabe duda alguna, resultará insuficiente.

¿Si somos inocentes cuando soñamos? Pues todo dependerá de qué entendamos por inocencia. Si la asociamos a la incapacidad de hacer daño a nadie mientras soñamos, sí, es cierto, entonces somos inocentes y seguro que nuestros enemigos –de tenerlos- nos desean antes dormidos que despiertos. Si la vinculamos a la ausencia de control sobre nuestros sueños y, por tanto, a la imposibilidad de errar en ellos, de tomar decisiones de las cuales podamos arrepentirnos, también diría que somos inocentes. ¿Quién se responsabilizaría de sus sueños? Pero cuando atendemos a su contenido, entonces me parece que en ellos somos de todo menos inocentes. A fin de cuentas, en ellos no estamos sino nosotros mismos, nuestros deseos, nuestros miedos, sólo que sin las cortapisas de las convenciones sociales o de las imposibilidades temporales y espaciales a que nos somete de continuo la realidad. Tendríamos que ser inocentes nosotros para que lo fueran nuestros sueños. ¿Y lo somos? Me temo que no. Por más que se trate de una invención humana, el concepto de la inocencia, estrictamente pensado, sólo se lo atribuiría al mundo animal y a su falta de intencionalidad y reflexividad. Es decir, a su falta de conciencia. Y aunque nuestra conciencia se desmande y desbarre en el sueño, no por ello deja de ser conciencia.

Besos inverosímiles, pero verdaderos.

Marga dijo...

No sé si somos inocentes en nuestros sueños pero algo debe haber de eso, al fin y al cabo no tenemos sobre ellos ningún control. Pero como inocentes no puedo estar del todo segura, me da que libres sí. Un rato largo.

Los psiconalistas se han pasado la vida interpretándolos, yo no tanto, a mí me basta con recordarlos en voz alta y reirme con los desmanes de mi subconsciente.

Y le entiendo, mejor no molestar. Yo me he muerto ya algunas veces y tampoco lo hice nunca, encontrándome, como me encontraba, sin preparación para que me sucediera.

"Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son".

Besos sonámbulos

El peletero dijo...

¿Estar preparado para morir?

Todo es posible en esta vida, incluso morir, hecho que parece un oxímoron en relación a la pregunta que no es más que retórica aunque la vida, toda ella, conduzca a la muerte.

Lo importante de la muerte, al menos mientras estamos vivos, se asemeja mucho a lo verdaderamente importante que hay en el sexo y que Andy Warhol supo expresar de manera magistral: “lo excitante es no hacerlo”, aunque juguemos con él, nos caliente y nos alumbre las noches no hemos de tocar su llama si no queremos quemarnos. Con la muerte también hay que jugar, al menos de manera literaria, traspasar la línea para regresar y contar lo que hemos visto, para reírnos de nosotros mismos, para alejar el miedo, para poder decir, como hacían los pieles rojas de las grandes llanuras en tono grandilocuente y fachendoso que: “hoy es un buen día para morir”.

¿Hoy es un buen día para morir, querida Antígona?

¿Una vez muertos y enterrados lo veremos todo claro o seguiremos estando sumidos como ahora en el centro de la niebla? ¿Nos habremos convertido como esos animales que dice usted que están libres de culpa al no ser conscientes de nada de lo que hacen? Yo creo que cuando no se es consciente no se puede ser inocente, se es otra cosa parecida o cercana a la ignorancia, pero no inocencia. Me gusta pensar que la consciencia y la inocencia pueden ir unidas, pero he de reconocer que solamente es un deseo... inocente.

Lo excitante es no hacerlo igual que lo excitante es también no morir aunque cada día nos morimos un poquito más.

Besos sin calificativos, tal cual.

El peletero dijo...

Usted y yo, querida Marga, podríamos formar una buena pareja en alguna película de muertos vivientes, aunque, la verdad sea dicha, no seríamos los únicos, el paisanaje presente más parece un campo santo que un campus universitario lleno de felices jovencitos con todo el futuro por delante.

Si usted me permite yo haré de Mikel Jackson en “Thriller”, lo digo por la canción, la coreografía y, mejorando lo presente, por la jovencita que aparecía y hacía el papel de novia del protagonista.

Esos muertos vivos o viceversa no tenían nada de inocentes, pero usted ha dado en el centro de la diana al hablar de libertad, ella es, sin duda, la piedra de vuelta que aguanta el puente que habremos de traspasar si es que algo hay al otro lado.

En cualquier caso es evidente que sí hay algo a ese lado de la orilla donde ahora estamos, inocentes o ignorantes somos libres, o lo somos más que una ameba, creo.

Besos también sin calificativos, tal cual.

Antígona dijo...

¿Si hoy es un buen día para morir? ¿Está usted loco? ¡¡¡Nooooooooooooo!!! :P

Besos escandalizados

El peletero dijo...

Bueno, no se me enfade, querida amiga, era como siempre, una pregunta retórica, ganas de charlar con usted, nada más. Aquí nadie se quiere morir, yo tampoco, no me interprete mal, todavía me quedan ganas de comentar en su casa y de responder sus comentarios en la mía, con ironía, ya sabe que soy un cascarrabias y un tiquismiquis y sus textos me vienen muy bien para poner todos los puntos en las is que usted se olvida(:P). No se me enfade, ni se me escandalice, pero no me negará que la muerte es un buen tema, ¿no?

Mi hemeroteca es una verdadera bitácora, que aunque poetiza sobre mi realidad diaria no cuenta ninguna mentira, todo es verdad, ya sé que nada puede ser “todo” verdad, pero yo lo intento, bastante a menudo, al menos sí que le puedo decir que nada es falso.

Besos... de buenos amigos.