jueves, 26 de diciembre de 2013

El Peletero / (Un conte de Nadal)


Diari d’hivern (1)

ZEL (Un conte de Nadal)

L’Institut d’Estudis Catalans afirma que zel significa l’interès ardent i actiu per una causa o per una persona; la cura eficaç que hom posa en el compliment de les seves obligacions. L’excitació sexual periòdica dels animals superiors que es manifesta principalment en les femelles. La gelosia també.

El Viktionary en català diu coses similars: esforç curós aplicat a la feina o a qualsevol obligació o propòsit. Gran ànsia i afany dedicats a afavorir un objectiu, ideal o persona. Apetit sexual animal, especialment quan és temporal.

El Gran diccionari de la Llengua Catalana ens explica que ve del llatí zēlus, i aquest del grec zẽlos, del que es deriva el terme alemany  zeĩn, 'bullir' en català.


Barcelona, com bé ens recordava l’entranyable Gato Pérez, inclou, a més de bar i ona, la paraula cel, on la “c” és sorda, més similar a una simple “s” sorda que entre vocals es duplica en dues “ss”. En canvi, la “z” de zel és sonora igual que la “s” sonora de rosa, per exemple: ga(s)ela igual que ama(z)ona.

A mi m’agrada aquesta similitud formal i lleugerament fonètica que manté amb cel i el to equívoc, oriental i místic amb zen però que contradiu l’evocació estoica del terme asiàtic amb l’escalfor que representa d’una olla o d’una sang bullint com ens recorda una de les seves derivacions germàniques que acabem de citar,  zeĩn.

Per això la meva botiga es diu ZEL, un esforç curós aplicat a la feina que proporciona una permanent excitació sana i tranqui-la.

El meu germà i jo esmercem molts esforços en la seva decoració fent servir pocs i escassos mitjans, aprofitant també la nostra cinefília i el fons de biblioteca, fotografies i imatges que conservem. Seguim sempre una norma bàsica en la decoració moderna, la tècnica del contrast, el perfil de marbre de la Barbra Streinsand amb l’expressió dolça de l’Audrey Hepburn, la bellesa i l’elegància d’una model de passarel·la amb la d’uns aborígens australians. La Bacall i l’Spiderman, tot plegat és una variant estètica original del  test de Rorschach, que entre taques informes crea un camp de joc tant poc definit i abstracte que tothom hi té cabuda.

El millor, però, allò del que estem més orgullosos el meu germà i jo, és que no essent una botiga infantil, els nens i les nenes s’aturen quan passen, s’aturen i miren el petit aparador embadalits i bocabadats com si veiessin el cel i el Nadal que s’acosta.

Jo els hi dic hola!, i ells em contesten, des de l’altre costat del vidre, igual, hola! em responen també saludant-me amb una ma oberta com si jo fos el rei d’orient Melcior amb la seva barba blanca o l’ase del pessebre amb les seves orelles llargues que tot menjant calm i serè l’alfals  no pot deixar de mirar i de vigilar de reüll al nen nat que al seu costat dorm plàcidament .

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Diario de invierno (1)

ZEL (Un cuento de Navidad)

El Instituto de Estudios Catalanes afirma que zel (celo) significa el interés ardiente y activo por una causa o por una persona; cuidado eficaz que se pone en el cumplimiento de sus obligaciones. La excitación sexual periódica de los animales superiores que se manifiesta principalmente en las hembras. Los celos también.

El Viktionary en catalán dice cosas similares: esfuerzo cuidadoso aplicado al trabajo o a cualquier obligación o propósito. Gran ansia y afán dedicados a favorecer un objetivo ideal o persona. Apetito sexual animal, especialmente cuando es temporal.

El Diccionario de la Lengua Catalana nos explica que viene del latín zēlus, y este del griego zẽlos, del que se deriva el término alemán zeĩn, “hervir” en castellano.

Barcelona, ​​como bien nos recordaba el entrañable Gato Pérez, incluye, además de bar y ona (ola), la palabra cel (cielo), donde la "c" es sorda, más similar a una simple "s" sorda que entre vocales se duplica en dos "ss". En cambio, la "z" de celo es sonora igual que la "s" sonora de rosa, por ejemplo: ga(s)ela igual que ama(z)ona (ejemplos que sólo valen para el catalán).

A mí me gusta esta similitud formal y ligeramente fonética que mantiene con cielo y el tono equívoco, oriental y místico con zen pero que contradice la evocación estoica del término asiático con el calor que representa una olla o una sangre hirviendo como nos recuerda una de sus derivaciones germánicas que acabamos de citar, zeĩn.

Por eso mi tienda se llama ZEL, un esfuerzo cuidadoso aplicado al trabajo que proporciona una permanente excitación sana y tranquila.

Mi hermano y yo invertimos muchos esfuerzos en su decoración utilizando pocos y escasos medios, aprovechando también nuestra cinefilia y el fondo de biblioteca, fotografías e imágenes que conservamos. Seguimos siempre una norma básica en la decoración moderna, la técnica del contraste, el perfil de mármol de Barbra Streinsand con la expresión dulce de Audrey Hepburn, la belleza y la elegancia de una modelo de pasarela con la de unos aborígenes australianos. La Bacall y Spiderman, al fin y al cabo ello es una variante estética original del test de Rorschach, que entre manchas informes crea un campo de juego tan poco definido y abstracto en el que todos tienen cabida.

Lo mejor, sin embargo, aquello de lo que estamos más orgullosos mi hermano y yo, es que no siendo una tienda infantil, los niños y las niñas se detienen cuando pasan, se detienen y miran el pequeño escaparate, embobados y boquiabiertos como si vieran el cielo y la Navidad que se acerca.


Yo les digo ¡hola!, Y ellos me contestan, desde el otro lado del cristal, igual, ¡hola! me responden también saludándome con una mano abierta como si yo fuera el rey de oriente Melchor con su barba blanca o el asno del pesebre con sus orejas largas que comiendo calmo y sereno la alfalfa no puede dejar de mirar y vigilar de reojo al niño recién nacido que a su lado duerme plácidamente.

6 comentarios:

Marga dijo...

Jajaja lo de los niños es lo mejor, le entiendo. Una cara admirada que viene de ellos es signo de haber acertado, no lo dude.

Yo me quedo con la diapositiva 14, me encantan el jersey la mochila!!!

Y ya sabe, el diseño textil no es algo que llame mucho mi atención aunque tengo mi aquel coqueto, pero desde que la crísis me hizo elegir entre libros, ocio y ropa... me temo que la ropa quedó tan desterrada que ahora cualquier escaparate me hace salivar. Cachis...

Pero no, creo que el suyo lo habría hecho incluso antes, me gusta el estilo de la ropa que veo en él. Seguro que encontraría algo a la medida de mi extravagante y poco femenino gusto (o al menos lo que se entiende por tal), jeje.

Un beso y mucha tela!

El peletero dijo...

Nosotros pensamos lo mismo, querida Marga, los niños, como los borrachos, no mienten.

Cada uno viste como le apetece, no crea que yo sea ningún dandy, todo lo contrario, aunque a cierta edad bien es cierto que solamente quedan bien los trajes negros, las camisas blancas de seda, las corbatas de cuero negro y las gafas de sol. Y unos buenos zapatos. Y mantener el peso justo con una cierta propensión a la delgadez.

Pero por más que uno se esfuerce en tener buen aspecto el mundo continúa indiferente a sus protagonistas, lo importante, verdaderamente, es gustarse a uno mismo y a los demás que les den morcilla, ¿no?

Besos desnudos.

No es un jersey, es un vestido que en la foto no se ve entero, no es muy largo, justo por encima de la rodilla.

Marga dijo...

Pues mejor me lo pone! como usted bien dice... que le den morcilla al resto, lo que incluye lucir mis patitas de alambre con vestidos cortos, jeje.

Voy "pa´arriba"

Inés González dijo...

Pues Felicitaciones a lo grande por Zel!!!
Me ha encantado, mis preferidas, todo lo que hay en la 16 (creo) donde bella en su vejez la gran Georgia nos mira, con esas manos que a pesar de los años siempre pertenecerán a la Dama del Lirio, la 19, con esas pulseras que se ven de buen diseño, los cinturones, los sombreros y las elegantes corbatas de los chicos.
Los vestidos privarían a Carolina, son su estilo, el mío va de cuero, de chupas, de un informal más clásico y de colores lisos.
Preciosa la tienda, Albert y tú han hecho un hermoso trabajo!
Un abrazo y muchos besos a los dos

El peletero dijo...

Antiguamente, querida Marga, se decía que vestir correctamente según las convenciones sociales, igual que la buena educación según esas mismas convenciones, era una forma de mostrar respeto hacia los demás, de tratarlos bien. En buena parte así era, como el uso del usted, que no permite la falsa y engañosa apariencia de la familiaridad y la camaradería del tu. Pero esa lógica está en desuso y ha pasado a la historia. Ahora se valora algo diferente y extraño a la que llaman “autenticidad”, ser auténtico, una variante psicológica, no moral, de la sinceridad y de la sinceridad social, una contradicción en los términos: sincero y social.

Sea como sea, lo importante es gustarse, la única manera posible de gustar a los demás, costumbre sana que pocos practican.

Besos educados.

El peletero dijo...

Me alegro que le haya gustado, querida Inés, hacemos lo que podemos con escasos medios. Mi tienda, como ya sabe, es en realidad una casita del árbol situada a ras de tierra aunque tiene un altillo que cruje cuando estás en él como si el viento lo meciera, bueno, no exactamente, lo que sucede es que la imaginación me lleva lejos y me animo demasiado, pero altillo que cruje un poco sí que lo tiene.

Besos.