Diari de tardor
(7)
La saviesa i el
cinisme.
La setmana
passada va morir Robert Saladrigas a l’edat de 78 anys. A casa, tot i no tenir
relació personal amb ell des de feia ja molts anys, l’apreciàvem d’una manera
curiosa i sincera. Sens dubte per ell mateix i per la seva obra escrita que era
una mostra interessant, notable i
honesta de literatura contemporània que sempre vam tenir sobre la tauleta de
nit. Pels seus articles de crítica literària i pels seus programes de televisió.
I també per la seva tieta, una modista humil, una persona avui d’una altra
època que vivia i treballava al Raval en un pis d’aquells petits en una casa d’escales
tortes i fosques. La Neus, una modista com el seu nebot, notable i honesta que va
perdre la vista cosint.
Arran del seu
traspàs he rellegit un vell article de Destino, un d’aquells monòlegs on en
paraules del Robert semblava que parlessin els entrevistats. En aquest cas era
un monòleg imaginat de Juan Rulfo, un home també d’una època passada que vivia
i treballava en un altre Raval, en un indret del que mai saps segur si és a
sobre o a sota del volcà.
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Creo, mi amigo, que la base de mi obra Pedro Páramo es el deseo de
reflejar la existencia del caciquismo tan arraigado aún en mi tierra. Pero no
se trata de mostrar la vida de un cacique cualquiera, sino las causas que
motivaron el abandono de tantas regiones mexicanas. Hay quien dice, por decir,
que el caciquismo es un problema rebasado, pero no lo crea, nada de eso, porque
cada día se da en mayor medida.
Borges dice que cuanto más primitivo es un pueblo,
menos siente el dolor y es menor su capacidad de experimentar sentimientos. Ahí
se trata de un pueblo que siente, pero muy en rudimentario, porque sus
sentimientos han sido materialmente engarruñados por el esfuerzo de sobrevivir.
Sepa que para el mexicano la vida y la muerte son símbolos y, muy al contrario
de los norteamericanos, que sienten pavor hacia la muerte o tratan por todos
los medios de ocultar su presencia, el pueblo mexicano no se siente traumatizado
en absoluto por el misterio de su destino.
Mire, yo creo que la democracia no existe en América.
Eso es lo que opino. Por un lado están los gobiernos militares, por el otro los
gobiernos civiles de características centralistas. Es poca la diferencia que
separa unos de otros. Todos coinciden en juzgar a los intelectuales como tipos
peligrosos, porque la mayoría de los intelectuales son y se declaran de
izquierdas. Esa condición los enfrenta con todos los regímenes, cualesquiera
que sean la coloración y los matices. Entonces, si el intelectual pretende
decir lo que siente y busca su auditorio en los lectores de los periódicos, a
poco que se pase lo callan y en paz. En México se acostumbra a deportarlos,
como se hace con los enemigos peligrosos o con los indeseables. A José Revuelta
lo tienen encarcelado desde hace mucho tiempo. Para liberarlo le imponen la
condición de que se marche del país, pero, como él se niega, sigue en prisión.
Otros que estaban con él y no diré los nombres, aceptaron la oferta y están
fuera. Sí, tiene usted mucha razón, me siento profundamente fatigado. No se
puede estar indiferente hacia todo lo que sucede alrededor de uno, pero, cuando
no se puede hacer nada, no puede uno doblegarse, pero tampoco enfrentarse sin
la menor posibilidad de éxito. Así es como quedas anulado, sumido en lo
profundo de un pozo sin galerías y sin fondo. Mire, en México circulan todos
los libros, absolutamente todos; nadie los intercepta porque, como el libro se
considera vehículo de minorías, al poder no se le ocurre que pueda causar
ningún daño, pero a la obra de Carlos Fuentes que ven ustedes en Barcelona, El tuerto es rey, la censura no le
daría la visa para que fuese representada en México, porque, según criterio
oficial, la representación visual sí entraña peligro y es preciso controlarla.
¿Cuba? Los escritores mexicanos teníamos enorme
simpatía por la Revolución cubana, porque creímos que podía aportar la solución
que reclamaban los problemas del continente, pero ahora ya no es lo mismo, ya
no nos es posible confiar, y hace poco escribimos una carta de protesta a Fidel
Castro por el lamentable affaire del
poeta Heberto Padilla y los intelectuales cubanos. La Revolución cubana no es
ya lo que fue ni lo que prometió ser. En cambio, Chile está viviendo ahora la
experiencia más bonita de Latinoamérica. Allende es un gran tipo que tiene la
suerte de gobernar un país muy politizado. Ese marchar hacia el socialismo a
través de un movimiento auténticamente democrático no sería posible en ninguna
otra parte, se lo puedo asegurar. Chile es el privilegiado de América. Y quizá
el otro país que por sus condiciones podría seguirle los pasos, si la
experiencia resulta, sería Uruguay. Pero, hoy por hoy, ningún otro.
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No puc evitar
expressar el contrast, que se’m fa evident com les bufetades d’un maltractador
que m’acusa de la seva violència, entre aquestes paraules de Rulfo i el cinisme
que molts avui en dia fan servir cofois com a substitut de la saviesa.
Benvolgut Robert,
fes-li un petó a la Neus, segur que ens recorda com nosaltres a ella.
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