18 Junio 2010
Lecciones imaginarias, poéticas y desordenadas sobre arte y pintura.
15. La ciencia y la imaginación.
Es adecuado y necesario repetir las palabras contundentes de nuestro muy admirado Mario Bunge, al mismo tiempo que al repetirlas desmentimos con él viejos y trasnochados prejuicios sobre las diferencias que puede haber entre la actividad artística y la científica. El filosofo argentino afirma que: “La imaginación creadora es más rica en las ciencias que en las artes, puesto que debe trascender la experiencia sensible y el sentido común, y es más exigente porque debe trascender al yo y procurar ser verídica. La investigación científica no es pura “Dichtung” (poesía): tiende a ser “Wahrheit” (verdad). A pesar de ello, algunos de sus momentos y alguno de sus productos, en particular las grandes teorías que modifican nuestra visión del mundo, son tan poéticas como puede serlo la misma poesía.”
Para bailar con tu pareja el teorema de Pitágoras no es, precisamente, muy adecuado. Sin embargo, también es cierto que para “danzar” con los lados de un triángulo, que no sea amoroso, tampoco sirve un bolero ni siquiera cantado a la luz de la luna. Aunque he de reconocer que no estaría tan seguro respecto a un tango.
De su afirmación lo que nos interesa destacar es la expresión referida a la creación científica al decirnos de ella que: “es más exigente porque debe trascender al yo y procurar ser verídica”. Al leerla pensamos que, precisamente, uno de los requisitos de la verdad es trascender al yo y que solamente cuando eso sucede la verdad merece serlo. En el verdadero Arte así ocurre también, no es la obra para un solo hombre, no son dos únicamente los ojos que lo verán, no es un pájaro en una jaula, es una bandada entera que vuela como si fuera un Águila Real. Es cierta, sin embargo, la mayor exigencia requerida a la ciencia que al arte al estar ella sometida a la prueba y al juicio de la realidad; sus predicciones, pues la ciencia pre-dice, han de cumplirse. ¿El Arte pre-dice?, no, el Arte post-dice y aunque parezca una broma no lo es.
Sus exigencias y las garantías que se le demandan son otras.
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15H
-“Sobre Carmen Bastian te contaba que: “La pintura escandalosa más famosa de la historia es, seguramente, la orgullosa “Olimpia” de Manet. Sin embargo Mariano Fortuny, con mucha más modestia logró retratar a la joven gitana, Carmen Bastián, levantándose solamente la falda para mostrarnos explícitamente a todos los que la miramos su tupido sexo. (“El peletero y el sexo”, el peletero)
En eso está la gracia, en levantarse la falda y enseñar alegre lo que hay debajo, ese acto es también una buena metáfora de la pintura, levantarte la falda para ver y mirar gozoso lo que guardas entrefajas. ¡Se levanta el telón!
En cambio, “Olimpia” es completamente distinta.” (El hilo. Cartas a una amiga.)
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15M
-“Cuando nos conocimos te advertí que la desconfianza humana en las imágenes es tan antigua como el mundo al que deben “imaginar”. De eso yo sabía más que tú. Por ello te sugerí que desconfiaras de mí. En la misma Biblia Dios ya nos advierte de sus peligros y maldades, siendo su creación pecados más graves que el asesinato y el robo. ¿Por qué, me preguntas? Porque según dice Ortega, uno de tus filósofos de cabecera, en su famosa Gioconda: “Puso Dios en el mundo la belleza para que fuera robada. Después de todo, es el robo un acto de admiración hacia lo hurtado que anda más cerca del heroísmo que la civil y tranquila fruición al amparo de las leyes. Cuando el objeto bello es una mujer, la incitación al rapto se potencia porque también, en cierto modo, puso Dios en el mundo a la mujer para ser arrebatada. No digo yo que deba ser así, pero ¿qué le vamos a hacer si Dios lo ha arreglado de esta manera?, ése es el porqué, querido amigo.” (La madeja. Cartas a un amigo.)
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