viernes, 24 de mayo de 2013

El Peletero/Anatomía de la Marca



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Anatomia de la marca

Parlar d’en Joan Costa és una tasca complexa per la seva rica vida professional, enormement extensa, productiva i molt profitosa.

En Joan Costa és una font d’entusiasme, de coratge, i de clarividència plena d’originalitat, creativitat i d’una mirada sempre innovadora, mai mandrosa ni conservadora. Aquestes i d’altres qualitats el fan ser un pilar bàsic en l’edifici del disseny gràfic a Espanya, també de les eines de comunicació i de la reflexió intel·lectual al voltant de la marca, la identitat i la comunicació visual.

La obra d’en Joan Costa és un motiu excel·lent per elaborar un “tractat”, una tesi doctoral, s’ho mereix sobradament al haver estat, i continuar sent la seva tasca professional, investigadora i docent, amb més de vuitanta anys, fructífera, exemplar i sense parangó. I encara no suficientment reconeguda.

Una de les virtuts d’en Joan Costa, a més de la seva personalitat entusiasta, coratjosa i mirada intel·ligent, és la d’haver tingut un molt bon criteri en la elecció dels seus col·laboradors, entre molts i entre ells el meu germà, l’Albert Culleré, deixeble i amic des de fa més de quaranta anys.

És en aquest senti que vull esmentar l’edició d’un nou volum de la “Col·lecció Joan Costa”, titulat “Los 5 pilares del Branding” que s’acaba de presentar a Madrid a la Fundació Pons. Aquest és el sisè i en la seva elaboració han participat, a més d’en Joan Costa, en Guillermo Bosovsky, l’Ignasi Fontvila, l’Alberto Rabadán i l’Albert Culleré, el meu germà.

En Joan Costa ens parla de l’ànima de la marca de la seva estructura oculta. En Guillermo Bosovsky o fa sobre la investigació en branding. L’Ignasi Fontvila sobre els noms, la veu de la marca. L’Alberto Rabadán escriu en relació a la propietat industrial i l’estratègia en la protecció de les marques. I l’Albert Culleré sobre l’identitat visual i el rostre de les marques fent evident una qüestió simple, que sense diferència no hi ha identitat.

"La marca és un artefacte esquemàtic de comunicació, i ella conté, per la seva mateixa essència i complexitat de fons, elements d'identitat com d'imatge. En conseqüència, la denominació "marca" és polisèmica i pertany tant al món físic com al món mental i psicològic, ambdós reals".

(...)

"Una marca és un ens viu i obert, que serveix a l'organització a la qual representa, que parla i dirigeix ​​la demanda, i que serveix al públic, a la gent, la raó última per la qual existeix". (El rostre de la marca. Albert Culleré)

Una ressenya del llibre aquí.


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Anatomía de la marca

Hablar de Joan Costa es una tarea compleja por su rica vida profesional, enormemente extensa, productiva y muy provechosa.

Joan Costa es una fuente de entusiasmo, de coraje, y de clarividencia llena de originalidad, creatividad y de una mirada siempre innovadora, nunca perezosa ni conservadora. Estas y otras cualidades lo hacen ser un pilar básico en el edificio del diseño gráfico en España, también de las herramientas de comunicación y de la reflexión intelectual en torno a la marca, la identidad y la comunicación visual.

La obra de Joan Costa es un motivo excelente para elaborar un "tratado", una tesis doctoral; se lo merece sobradamente al haber sido, y seguir siendo su tarea profesional, investigadora y docente, con más de ochenta años, fructífera, ejemplar y sin parangón. Y todavía no suficientemente reconocida.

Una de las virtudes de Joan Costa, además de su personalidad entusiasta, valiente y mirada inteligente, es la de haber tenido un muy buen criterio en la elección de sus colaboradores, entre muchos y entre ellos a mi hermano, Albert Culleré, discípulo y amigo desde hace más de cuarenta años.

Es en este sentido que quiero mencionar la edición de un nuevo volumen de la "Colección Joan Costa", titulado "Los 5 pilares del Branding" que se acaba de presentar en Madrid en la Fundación Pons. Este es el sexto y en su elaboración han participado, además de Joan Costa, Guillermo Bosovsky, Ignacio Fontvila, Alberto Rabadán y Albert Culleré, mi hermano.

Joan Costa nos habla del alma de la marca, de su estructura oculta. Guillermo Bosovsky lo hace sobre la investigación en branding. Ignasi Fontvila sobre los nombres, la voz de la marca. Alberto Rabadán escribe en relación a la propiedad industrial y la estrategia en la protección de las marcas. Y Albert Culleré sobre la identidad visual y el rostro de las marcas haciendo evidente una cuestión simple, que sin diferencia no hay identidad.

“La marca es un artefacto esquemático de comunicación, y ella contiene, por su misma esencia y complejidad de fondo, elementos de identidad como de imagen. En consecuencia, la denominación “marca” es polisémica y pertenece tanto al mundo físico como al mundo mental y psicológico, ambos reales”.

(...)

“Una marca es un ente vivo y abierto, que sirve a la organización a la que representa, que habla y dirige la demanda, y que sirve al público, a la gente, la razón última por la que existe”.  (El rostro de la marca. Albert Culleré)

Una reseña del libro aquí.

4 comentarios:

Marga dijo...

Enhorabuena a su hermano!

De marcas conozco poco, no son muy de mi gusto fuera de la creatividad que supone su existencia visual en algunos casos, más bien pocos. Y desconozco términos como branding... ufff, mea culpa, completa ignorancia

Y ya, soy un poco bruta en esto de los temas comerciales, soy consciente.

Besos sin imagen

El peletero dijo...

Las marcas, querida Marga, son, por así decir, un hecho, que puede gustar o no, naturalmente, de ellas podemos pensar también que su existencia depende de la voluntad de alguien o que son consustanciales a determinadas cosas.

Las marcas no son sólo como el nombre de las personas o su fotografía carnet, son mucho más que todo eso, pero sirve el ejemplo. Hay mil maneras de poner nombres a las personas, incluso, como sucede en muchas culturas, que vaya cambiando a lo largo de la vida. También se puede considerar que el nombre sea responsabilidad de los demás o de uno mismo, normalmente es de los demás que te apodan o te llaman como les da la gana. Pero, difícilmente, si se vive en sociedad se puede obviar el hecho de tenerlo. Las marcas no pertenecen solamente al mundo de las empresas, al de la economía o al del mercado tan denostado hoy en día. Cualquier agrupación o institución tiene una marca, incluso el movimiento del 15M tiene, mal que les pese, una también. Las marcas son un elemento de identidad y de comunicación, por eso son útiles.

Besos con mi marca.

Marga dijo...

Si ya, si lo sé... pero usted lo ha dicho, son un elemento de identidad y comunicación. Lo malo es que, generalmente, más que conformar identidades lo que hace es uniformarlas: diferenciar para confundir, hacernos pensar que somos únicos convirtiéndonos precisamente en alguien igual a los otros.

Pero que ya le digo, son cosas mías y de mi brutalidad. Pero que en nada buscan desmerecer el trabajo y la contribución de su hermano!! Yo hablo de tontunas y usted de profesionalidad... no confundo este extremo, palabrita! jeje

El peletero dijo...

Ya sé que no lo confunde, querida Marga, pero la uniformidad a la que usted alude no la producen las marcas, todo lo contrario, ellas generan diferencia y por ello identidades, y a ellas asociamos, porque los aportan, valores, psicológicos y sociales, prestigio, reputación, o todo lo contrario, descrédito o desconfianza, en función también de las propias preferencias, preferencias fundadas o acríticas, igual que las personas, no es lo mismo, por decir algo, ser amigo del Sr. Aznar que serlo del Sr. Obama. Otra cosa distinta es el mimetismo de los humanos que buscamos, preferente y extrañamente, no ser diferentes sino iguales, pero ello no es culpa de las marcas.

Otro fenómeno ajeno a las marcas pero que influye en ellas en la uniformidad de la que usted habla es la globalización, que aliada al mimetismo humano consigue que todas las ciudades del mundo se parezcan cada vez más al venderse en ellas los mismos productos. Según parece también, a la gente eso le gusta, no le molesta, de la misma manera que busca igualmente que los hoteles en los que se aloja respondan a los mismos estándares en todas partes. Muchos conocidos míos, nada más llegar a Londres, le hablo de los años 70, lo primero que buscaban era un restaurante español. Mucha gente quiere viajar y sentirse como en casa, ¿no le parece una paradoja estúpida?

No obstante, le puedo asegurar también que en El Cairo, en el año 80, los únicos lugares en los que se podía comer con la garantía de no pillar una gastroenteritis era en el Hilton, cerca de la plaza Tahrir, o en un local de la cadena de hamburgueserías Wimpy. Al menos a esos los podías denunciar si te ocurría algo malo.

Ikea y Zara son dos ejemplos de eso que hablamos, y por ello son criticadas, pero Le Circ du Soleil es lo mismo y nadie habla mal de él en ese aspecto.

Creo que el vídeo siguiente le gustará y le divertirá, y no se califique usted de bruta, estoy seguro que no lo es.

http://www.youtube.com/watch?v=75D0PZi9OA4&feature=c4-overview&playnext=1&list=TLoYeoemDFVos

Besos amables y diferentes, no iguales.