sábado, 28 de noviembre de 2009

El peletero/Conversaciones con "El Gordo" (33)


24 Abril 2009

33. Los milagros.

Discúlpame, no lo tomes a mal, no quería hacerte daño, te lo preguntaba porque te aprecio, pero a veces…

No te sepa mal, Gordo. Déjame hablar de otra cosa hablando de lo mismo. En la sección “Babelia” del periódico español, “El País”, apareció el domingo 6 de septiembre un magnífico artículo titulado, “El poder de la máscara”, de la colombiana Laura Restrepo, a cuenta de México y de las máscaras rituales y de otras. La señora Restrepo afirma con mucho acierto que: “La máscara consagra al héroe. Siempre y cuando sepa quitársela a tiempo”. Y la semana pasada vi en Madrid un letrero que decía:

¡LOS MILAGROS NO EXISTEN!

Para todo lo demás…

Santería Milagrosa”

Tiene la solución.

-Trabajo, endulzamientos, amarres, rituales, dinero-

¡Consúltate ya!

Todo este texto estaba ilustrado con unas imágenes de una “santera y un “santero” a la manera estereotipada del Caribe, -una especie de mezcla de iconografía yoruba y brujos adivinadores de cartas. Los dos personajes estaban sentados en el suelo junto a cartas astrales, ampolla de ron, etc. y con un pañuelo en la cabeza ella y un casquete él.

¿Qué quieres dar a entender, peletero?

Nada en especial, me hace gracia eso de que los milagros no existen, pero que para todo lo demás puedes hallar soluciones o consejos en “Santería milagrosa”, eso es un perfecto oxímoron. Date cuenta, “¡para todo lo demás!”.

En México, Albert, Eloisse y yo, oímos a un vendedor ambulante tratando de vender un corta-patatas y en su sainete decía que era “para evitar la rutina diaria de cortarse los dedos todos los días”, una inocente y hermosa tautología.

Laura Restrepo, en ese espléndido artículo de “El País”, nos cuenta que uno de los grandes luchadores mejicanos afirmó: “mi máscara es mi alma y mi personaje es mi sombra”. También nos cuenta la derrota de Black Shadow en manos del legendario Enmascarado de Plata, alias “El Santo”. En esa pelea, “El Santo” le arranca la máscara a su rival, al hacerlo muestra a todos su cara, esa desnudez de su faz, su “vera faz”, hubiera debido ser la deshonra final del perdedor, pero sucedió todo lo contrario, se convirtió en su éxito al mostrar a todos su bello y hermoso rostro de hombre y su inmaculada sonrisa blanca con su perfecta y sana dentadura.

La señora Restrepo nos cuenta también con un encanto magistral, su entrevista con “Superbarrio Gómez”. Al leerla envidiamos la suerte de los mejicanos al poder tener cerca de ellos un auténtico superhéroe de verdadera carne y huesos, tan real como nosotros. Su máscara, nos dice que responde al principio de “Fuenteovejuna”: “adquisición de atributos, protección de la colectividad en contra de los beneficios individuales, rostro de todos y de ninguno”.

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