martes, 5 de enero de 2010

El peletero/Ángela (19 de 20)



19. Un extraño buen sabor de boca.

Al cabo de tres días, así de rápido, me llamó y me contó que sí, que había trabajado una tal Ángela Isabel Martínez López hasta hace un mes.

Era indudablemente ella, pensé, no eran imaginaciones mías, yo soy un buen fisonomista, olvidé su cara en aquel hospital, pero casi siempre las recuerdo y reconozco en los bebés las señales del padre, de la madre o las de un tercero. No fallo. Y en este caso tampoco. Ese nombre de “Ángela Isabel”, un nombre compuesto, explicaba el porqué de usar dos según le conviniera, Ángela o Isabel, en los dos casos era su verdadero nombre, no mentía.

Pero hay más cosas, me dijo mi amigo.

¿Qué?

También ha trabajado en la nuestra y en una tercera.

¿Y?, con los contratos basura que hacéis es normal que trabaje en cien empresas.

Claro, eso es lo normal, lo que no lo es tanto es que en todas deje un buen sabor de boca.

¿Qué quieres decir?

En todas hizo novios.

Bueno, yo también tengo facilidad para hacer novias, y creo que a ti tampoco se te da mal. ¿Hay algo más?

No, no hay nada más. ¿Es novia tuya?

No, es la esposa de un amigo.

Bueno, al menos tu amigo tendrá la casa limpia.

Eso es mucho, yo siempre la tengo hecha un desastre, aunque a ellas también les gusta.

¿El qué?, ¿que la tengas sucia y desordenada?

No, eso no, les gusta ese aire bohemio que siempre te da una cierta pátina de víctima, y si la perfumas con unas gotas de desdén y simulas un cierto pasado sombrío, el éxito está asegurado. Recuerdo que tú les contabas que habías estado en la Legión Extranjera, ¿verdad?

Sí, eso les decía, la mayoría no sabían qué demonios era, pero el adjetivo “extranjera” las asombraba.

Seguro que te preguntaban si habías viajado.

No lo preguntaban, lo daban por supuesto. Incluso algunas pensaban que yo lo era, que era extranjero. ¿De qué país?, querían saber. Del extranjero del extranjero, les respondía yo, y se quedaban tan satisfechas.

Eres un gran mentiroso, nada de lo que dices es verdad, tus novias siempre han sido más inteligentes que tú.

Por supuesto, pero se reían, no me creían, claro, ni yo lo pretendía, no lo decía para engañarlas, solamente para jugar. Aunque una vez tuve una que sí, que se lo creyó. Me supo mal. Por cierto, yo me acosté también con esa tal Isabel Angelines o como se llame, si quieres te cuento algo interesante, tal vez le sirva a tu amigo, o a ti. No debería hacerlo, es muy íntimo, pero…

Pero que…

Es significativo de la clase de mujer que es.

¿Tú también te acostaste con ella?, me sorprendes.

Sí, pocas veces pero sí, no hay ningún mal en ello, ¿no?

No, creo que no. ¿Qué le sucedía?, ¿qué era eso tan íntimo?

No tenía orgasmos.

¿Qué?

Eso, no tenía ni un solo orgasmo, ni lo simulaba.

Sería contigo.

No, conocí a tres más con los que tampoco tenía orgasmos.

¿Y dices que dejaba un buen sabor de boca?

Sí, curioso, ¿no?, era perturbador. Parecía una violación. ¿Tú no te acostaste con ella?

No.

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